Al medio centenar de funcionarios de la Ciudad de la Justicia de Valencia, que acuden temprano a trabajar, fichan y se van sin entrar en el edificio
Los funcionarios más madrugadores llegan a las 7.40 a la puerta trasera de la Ciudad de la Justicia de Valencia, pero pocos se quedan. Los empleados públicos paran el coche en la calle peatonal, pasan su dedo por el sistema de control de huella y se vuelven a montar en su vehículo. Ni si quiera cuando la Guardia Civil asume el control de la puerta trasera a las 8.00 horas tienen reparos en fichar y marcharse. La Conselleria de Justicia implantó el control biométrico en noviembre de 2006 para evitar el absentismo ante las quejas de los jueces valencianos de que algunos funcionarios trabajaban una media de veinte horas a la semana y de que el 25% estaba de baja. Parece que en España más que funcionarios sobran vagos, por el incumplimiento de sus obligaciones, la guindilla es para los funcionarios que han asimilado esta práctica en su día a día y causa sonrojo a los trabajadores que sí cumplen con su jornada laboral.
