A los malos periodistas “del corazón”, que utilizan impúdicamente los últimos estertores de Rocío Jurado para lucrarse

“La gente lo pide”, “la sociedad lo demanda”, “son personajes populares, dignos de atención”… Podríamos seguir enumerando los argumentos que suelen alegar quienes han convertido la agonía y muerte de Rocío Jurado en materia de mercadeo. El nivel ético de unas publicaciones “del corazón” y ciertos programas “rosas” ha caído tan bajo que ya nos cuesta darnos cuenta de la zafiedad en la que nos tienen inmerso. No se puede poner cerco a una casa, meter un teleobjetivo en zonas reservadas, narrar una agonía como si de un evento deportivo se tratara, acosar a los familiares hasta en los portales de las casas o precipitarse en anunciar una muerte por el afán de ser el primero (CNN+). No es posible calificar de lícita la batalla entre dichos medios por sacar rédito de una situación tan dolorosa y dura para los familiares de la artista. Por más que la vida de Rocío Jurado tuviera una faceta pública, nada justifica que se traspase la línea de la decencia, el buen gusto y la privacidad. Guindilla al bochornoso espectáculo al que hemos asistido.

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