Acabar con la crispación

De nuevo la vida política parece faena de comadres por el tono barriobajero y la crispación que la caracteriza. Crispación que se refleja también en algunos espacios de debate y opinión de determinados medios informativos. El peligro está en que desde los mismos se puede ir transmitiendo la ciudadanía propiciando otra vez las dos Españas. Si los políticos y periodistas quieren tirarse los trastos a la cabeza, allá ellos; pero hay que evitar como sea que la crispación afecte nuestra convivencia diaria.

Por ello propongo que en la convivencia familiar y en las tertulias y conversaciones con los amigos, evitemos en lo posible hablar de política. Quizá no logremos terminar con la crispación en la política y en los medios, pero al menos evitaremos que influya negativamente en nuestras relaciones familiares y de amistad.

 

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