Acabo de llevarme un alegrón

Me ha llamado una amiga, Chus. Tiene cáncer y está en tratamiento desde hace años en la Clínica Universitaria de Navarra.

Mi alegrón es, porque ella está muy contenta. Hace unos días le han diagnosticado metástasis varias.

Chus es la típica andaluza, graciosa, sin decir nada especial. Es su forma de hablar, las cosas que le ocurren, su sentido del humor, sus ganas de vivir. Es verdaderamente divertida.

Me ha dicho: Luisa, he cambiado el chip. El Señor me ha puesto en esta vida para algo y voy a luchar, vamos, que si quiere echarme de este mundo va a ser a "sartenazos".

Dice que se ha "enganchao a Monseñor" (se refiere a San Josemaría Escrivá de Balaguer), y a todos los que le pasan por su mente en sus oraciones. Dice que nota que le están ayudando desde el Cielo.

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Tengo que deciros que Chus no es del Opus Dei. Su fe es una fe mamada, confiada, sencilla, entrañable. Se fía de su Dios, aunque a veces se enfada.

Luisa: le he dicho a unas monjitas que estaban en la Capilla: “Madre, ¿pasa algo si me enfado con Dios porque tengo el día negro?

Al despedirnos le he dicho:

"Chus, que yo sigo rezando desde aquí".

Ya lo se Luisa.

Y me ha hecho feliz.