Caridad en el Metro

Fue a medio día, en un vagón del Metro. En una estación del recorrido, entró un hombre con cara de inmigrante. En voz alta, saludó a los viajeros: “Señores, estoy en paro; tengo hambre y familia; les pido y agradeceré  una pequeña ayuda”. Llevó luego una especie de flauta a su boca y nos amenizó o más bien amenazó, el  recorrido, entre una estación a otra, con una desafinada melodía. Terminada ésta, pasó entre la gente con una gorra en la mano, pidiendo ayuda. Algunos le dimos unas monedas. Luego bajó de nuestro vagón, para entrar en el siguiente.

 Alguien cercano comentó: “¡Más justicia y menos caridad¡”. Algunos le miramos de soslayo con ganas de contestarle: “¡Tiene razón, señor, pero mientras se hace justicia a ese pobre hombre con hambre, ¿por qué no ayudarle a comer con algo de caridad?”.

Algo muy semejante, está pasando hoy en España, a efectos de la dichosa crisis. Pasemos de la anécdota del Metro a la categoría.

Según los medios, millares de ciudadanos, están pasando hoy serias dificultades para sobrevivir. Hay paro, hambre, delincuencia, en definitiva, millares de pobres de todas las clases y edades. Mientras los políticos, el Gobierno, la Oposición, los banqueros y los ricos, hablan cómo salir del atasco, Cáritas, la Iglesia, las parroquias y religiosos están con sus comedores para indigentes, dando de comer a esta gente.

Claro que no es lo mejor. Habrá quien diga lo del viajero del Metro:¡Más justicia y menos caridad¡.Sí de acuerdo y mientras tanto ¿Qué?

 

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