Carta a la inteligencia

No con poca razón clamaba Juan Ramón Jiménez a la inteligencia para que le diera "el nombre exacto de las cosas". Todos, antes de hablar, deberíamos hacer este ejercicio para no utilizar ciertos términos tan a la ligera como se hace últimamente de cara a la opinión pública. Me he cansado de leer y permitir que mi familia lea en la prensa insultos hacia mí y mis compañeros simplemente porque nos hemos manifestado por nuestras ideas, condenando cualquier acto violento. Simplemente pedíamos que se tenga en cuenta nuestra opinión y me gustaría saber, inteligencia, si el nombre exacto de esta cosa es "fascismo". Más bien yo diría que demandamos democracia.

Imaginarán que escribo desde un Colegio Mayor de la Complutense. Para mí, desde hace tres años, estas paredes son mi casa, y no consentiré que nadie, por defenderla, nos llame fascistoides, retrógrados, conservadores, uniborrokas, homófobos, machistas, ni cualquier otra de las originales calumnias y clasificaciones ideológicas que se le han ocurrido sobre nosotros tanto a prensa como a personajes públicos. Tampoco creo que alguno de los anteriores sea el nombre exacto de la cosa. Puedo señalar personas y cargos en concreto que se han afiliado a esta palabrería, como el Secretario General del PSM, o una lectora que termina su carta de hoy, titulada “más libertad y tolerancia en la universidad”, llamándonos fascistas. Y ciertos cargos, más cercanos a la gestión del problema, que quizá no puedan ser señalados. Quien quiera entender que entienda, y quien entienda, que pida disculpas.

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