Censura lingüística en Cataluña

Sr. Director: Cuando justamente el Sr. Montilla habla de la "vitalidad" y "relevancia" de la lengua castellana, quiero denunciar haber sufrido ayer mismo la censura pública por elegir libremente hablar en castellano. No fue directamente alguien de la Oficina de Garantías Lingüísticas de la Generalitat, no, fue el mismo dueño de un céntrico comercio de Barcelona que nos instaba a dos clientes y a su dependienta, con tono imperativo y en catalán, de la siguiente manera: "¡Por favor!, ¿podéis hablar en catalán?". Confieso que hasta ahora me parecían exagerados algunos comentarios de periodistas sobre el despotismo lingüístico afincado más recientemente en Cataluña. Pues que quede claro que esa situación discriminatoria existe y se está generalizando, ignoro mediante qué medios de coacción. ¡Ah, si me ha ocurrido a mi que hablo casi toda la jornada en catalán y con gran fluidez., imagínese usted el panorama! Empiezo a entender por qué son tan demonizados en Cataluña los medios de comunicación que expresan razonadamente sus reticencias al Proyecto de Estatuto. O por qué algunos políticos catalanes desprecian un acto de apoyo a la Constitución. A ella, por cierto, y al actual Estatut me remito, para que todos tengamos la libertad de elegir en qué lengua preferimos comunicarnos, también mis hijos a los que, con muy pocos años todavía, intento transmitir con cariño la lengua y cultura catalana.

 

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