¿Ficción o realidad?

En un viernes gris de invierno, el Presidente se dirigió a su Consejo de Ministros y dijo: “Me han llegado noticias de que uno de vosotros, en una comida familiar, permitió que su suegro bendijera la mesa”, acto seguido se levantó un ministro con el rostro desencajado, el cual fue sacado de la sala por la Policía de Asuntos Religiosos.

El Presidente siguió hablando: “Después de este penoso incidente, seguimos con el orden del día”. La Ministra de Deportes comentó el expediente abierto a un árbitro de fútbol por santiguarse al empezar el partido, y también leyó las sanciones impuestas a varios futbolistas por mirar al cielo, después de marcar un gol.

Ahora le tocó el turno al Ministro del Interior, quien informó de la instalación de cámaras a la entrada de las iglesias, para saber en todo momento quienes asistían a las distintas ceremonias religiosas. En las entradas a las mezquitas pondría puestos de golosinas y helados, totalmente gratis.

Por su parte el Ministro de Administraciones Públicas planteó la aprobación de un Decreto, por el cual se prohíbe a los funcionarios  poner cualquier símbolo religioso en su mesa de trabajo.

A su vez el Ministro de Transportes informó del éxito de la campaña: “Ningún automóvil con un rosario colgado en el retrovisor”.

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La Vicepresidente tomó la palabra para pedir el estudio de una ley que permitiera registrar a los usuarios de los transportes públicos, sancionándose a aquellos que llevarán en su cartera, una estampa con la Virgen de su pueblo. El resto de ministros, con el Presidente a la cabeza aplaudieron con gran júbilo,  felicitando a la Vicepresidente por tan excelente idea.

Por último, el Presidente cerró la sesión: “Doy por terminado el Consejo de Ministros de hoy. Lo que me fastidia es que haya quienes digan que somos laicistas, sectarios y anticatólicos. Con personas así no se puede dialogar”.