La Iglesia y los pobres

Con la ofensiva laicista que estamos sufriendo, algunos llegan a poner en duda la preocupación de la Iglesia por los pobres. Recientemente en un periódico catalán, un columnista habitual en el mismo terminaba su artículo con esta frase: ¿Pero es que alguien piensa aún que a la Iglesia le importan los pobres? En esos días estaba haciendo el balance de lo realizado durante el último año en el Banco de Alimentos de Girona, del que soy vicepresidente. Se trata de una fundación privada que no tiene nada que ver con la Iglesia, y puedo constatar que, de los varios millones de kilogramos de alimentos repartidos entre la pasada campaña y las anteriores desde que funciona el Banco, el 90% de los mismos han sido distribuidos a través de diferentes entidades benéficas dependientes o vinculadas a la Iglesia Católica. Por ello me sorprende que haya quienes pongan en duda la preocupación de la Iglesia por los menos favorecidos. Basta por otro lado pensar en la labor de Cáritas y de tantas congregaciones religiosas y ONG's de inspiración cristiana en todo el mundo, para comprobar la carencia de fundamento de la afirmación a la que hemos aludido. Y aunque los Bancos de Alimentos no tienen ninguna vinculación con la Iglesia como he dicho antes, muchos de los que dedicamos a los mismos nuestro tiempo libre, como es mi caso, lo hacemos por nuestras convicciones cristianas. Y es de la Iglesia, de la que también formamos parte, de la que recibimos el estímulo y aliento para realizar esta tarea.

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