De Juana, ¿podrá volver a la cárcel?

Dicen que De Juana lo trasladan a un hospital donostiarra, del que saldrá más tarde para "recuperarse" en casa. La pregunta es obvia: una vez recuperado, ¿podrá volver a la cárcel?

Si la libertad de uno empieza donde termina la del otro, la decisión gubernamental de conceder beneficios penitenciarios a De Juana Chaos supone el fin de la libertad de los que no se dedican al asesinato en serie. La lamentable decisión del gobierno tiene varias lecturas.

Primera: se trata de la penúltima cesión a las pretensiones terroristas, pues el trato de favor recibido por el ínclito criminal se concede como gesto de aproximación al inexistente proceso de paz.

Segundo: como en todas las ocasiones en que hay que dar la cara, Zapatero envía a un emisario (esta vez a Rubalcaba) para comunicar la noticia, circunstancia que acentúa la cobardía de que viene haciendo gala el presidente. El de Interior apela a razones humanitarias en aras de soliviantar más, si cabe, los ánimos de una sociedad perpleja ante tanta sinrazón.

Mientras tanto, las víctimas del terrorista al que deben sus desgracias sólo pueden sentir impotencia y vergüenza ajena. Rubalcaba, bregado ante micrófonos y cámaras, afirma ser consciente de que la mayoría rechaza la medida de gracia, aunque en cualquier caso se muestra a favor de la vida. Dejando al margen las veinticinco vidas que De Juana no favoreció, se hace difícil la reinserción de un tipo que ni muestra el menor arrepentimiento ni quiere renunciar a las armas. Antes al contrario se sigue jactando de sus crímenes para poder ser recibido como el héroe que cree ser.

Por último, al condenado se le ha impedido tomar la decisión que enarbolan los defensores de la eutanasia, esa que consiste en poner fin voluntariamente a su existencia. De Juana ha logrado establecer una nueva marca de cien días de ayuno falaz y, a modo de reconocimiento por su gesta, ha sido reconfortado finalmente con una acompañante femenina en su lecho hospitalario.

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Quizá había que hacer más llevadero el sufrimiento derivado de una estricta dieta auto-impuesta. Dicen que lo trasladan ahora a un hospital donostiarra, del que saldrá más tarde para "recuperarse" en casa. La pregunta es obvia: una vez recuperado, ¿podrá volver a la cárcel?