Justa reforma del ministro Wert

La portada de un diario nacional - aunque cada vez menos - dice que "la reforma de Wert amenaza la inmersión lingüística", y a pesar del sentido altamente crítico que tiene el titular, me alegro de ello.

Me alegro por los niños catalano-castellanos, que al fín podrán ejercer su derecho a recibir la enseñanza en las dos lenguas co-oficiales; Me alegro porque en una comunidad autónoma donde la Ley sea papel mojado, nadie estaría a salvo: los derechos ciudadanos quedarían al albur de la autoridad política del momento, expuestos al criterio partidista y discriminado de unos pocos. Y es que cuando la razón legal no sustenta el comportamiento de la autoridad, no podemos presumir de vivir en un estado democrático, sino todo lo contrario.

Confío en que en la Generalitat haya alguien con el mínimo sentido común como para ver la realidad; Sería muy gratificante y consolador que en el gobierno catalán alguien decidiera asumir - democráticamente- que las Leyes se han de cumplir; sin embargo, el "grito en el cielo" de la consellera de Educación, sra. Rigau, es una muestra palpable del fanatismo, intolerancia, falta de respeto y arrogancia que recorre y embarra los despachos de la Plaza de Sant Jaume.

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