Ley del Libro y control ideológico

Con motivo de la nueva Ley del Libro, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, ha anunciado que en el horizonte de la misma está la gratuidad de los libros de texto, que ya se está aplicando en algunas comunidades autónomas. No lo considero ningún logro social.   La gratuidad es muy poco equitativa: se paga con los impuestos de todos. De ello se benefician también los ricos para quienes no sería problema tenerlos que pagar. Sería más justo un sistema de becas para los que tengan menos recursos. La medida tampoco es educativa: actualmente los alumnos valoran muy poco los libros. Al final de curso la mayoría de ellos están llenos de "ilustraciones" -muchas veces auténticas obscenidades- y completamente destrozados. Cabe imaginar como quedarán, si se les dan gratis, ya que todos tendemos a valorar poco lo que poco nos cuesta.   Y por último, la gratuidad entraña un riesgo por el que, en vez de los profesores, sea la administración educativa la que decida los textos que se eligen y entregan a los alumnos. Esto puede ser un medio para facilitar el control ideológico de la juventud por parte del que mande en cada momento. En cambio me parece muy bien que se liberalice el precio de este tipo de libros del que por ahora prevé la Ley.