Medallas preolímpicas para Bono y Aznar

Andamos en año olímpico y las medallas no se hicieron esperar, llegando incluso antes que las propias Olimpiadas. De momento, una para Bono (Ministro de Defensa) y otra para Aznar (ex Presidente del Gobierno). Por suerte, en ambos casos tanto los análisis como los contraanálisis detectaron el fraude, lo que trae cierto aire fresco al deporte, digo, a la poltica.

La medalla adjudicada a Bono tuvo una falta de pudor sin precedentes y resultó ser una medalla completamente inmerecida. La retirada de las tropas de Irak puede ser importante para el Gobierno de Zapatero así como para la propia sociedad española en su conjunto, pero resulta excesivo apremiar al Ministro por hacer su trabajo, esto es, lo que le dice el Presidente del Gobierno. Lo único positivo que saco de esta medalla es que el nuevo Gobierno rectifica cuando siente rechazo por parte de la sociedad, y eso me tranquiliza. No obstante, mantengo los pies en tierra y tengo claro que sólo se trataba de una medalla.

La medalla tan pretendida por Aznar es un caso que clama al cielo. Resulta absurdo, al menos a mi entender, tener que pagar a alguien para que convenza a terceros de que se es merecedor de determinado reconocimiento, en forma de medalla o como sea.

Queda claro que cuando uno merece algo, lo recibe y ya está. Ahora bien, si hay que pagar para recibir determinada cosa, no es que se merezca, sino que se he comprado. Aznar se está dejando a sí mismo en situaciones muy tristes para un ex Presidente del Gobierno. Pero, sin duda, lo que me parece inaceptable es la cuantiosa cantidad pagada para conseguir que le impongan la medalla a Aznar: 273 millones de las antiguas pesetas.