Poesía de todas las mañanas

“Todas las mañanas, cuando leo el periódico,…” así decía en un poema de Gabriel Celaya. Por Internet ahora, circulan otras odas.

“Todas las mañanas, cuando leo el periódico,…” así decía en un poema de Gabriel Celaya. Por Internet ahora, circulan otras odas.   Todas las mañanas, la vida empieza, en cada gota de rocío, repite su ejercicio, continuado, de nacer, crecer, transformarse, y multiplicarse. Todas las mañanas, la vida florece, extiende sus brazos, hacia el cielo, y se reproduce. Todas las mañanas, la vida se abre, y de par en par, se encuentra, se entrega, y se manifiesta, de mil formas, de mil maneras, diferentes de ser, maravillosas de ser,… Y se reinventa, su milagro infinito, de reempezar, cada mañana.   Todas las mañanas del mundo son inexplorados caminos sin retorno. Todas las mañanas, la naturaleza, se despierta, se aviva y se exalta. Como tú y yo, yo que te amo, y tú que me amas, todas las mañanas, cuando yo te acompaño, eres tú quien me amparas. La jornada, nos separa. Pero son horas vanas, porque todas las mañanas, ellas todas, vienen de sus noches, bien juntadas. Todas las mañanas, todas las noches, yo te amo y tú me amas.

 

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