Recuperar la memoria histórica

A la obsesión por la recuperación de la memoria conflictiva de nuestra Historia, aún le quedan algunos lustros de vida. Gaspar Llamazares, en su afán de desbordar en progresía al PSOE, va más allá en la reivindicación que secundará sin duda ERC: celebremos la proclamación de nuestra nefanda Segunda República, reverdezcamos los laureles de aquella época violenta en la que nuestros abuelos tuvieron la oportunidad de saber de cerca lo que significaba la palabra enfrentamiento. Cuando se desconoce la Historia, se suelen cometer errores de bulto, pero peor es cuando se la somete a manipulación, sesgo y sectarismo. Es de ignaros proponer que se enarbole una bandera tricolor que lo fue por mero accidente, cuando una de sus franjas rojas destiñó a la intemperie para adquirir ese violáceo color que, gracias a otro iletrado de la época, Alejandro Lerroux, quedó para la posteridad como estandarte republicano. Podremos así revivir otra de nuestras infamias de odio y persecución, mientras acudimos atónitos al alegre ondear de uno de los colores preferidos por Zerolo.