Relato de un alumno de secundaria de Catalunya

Soy profesora de secundaria en Barcelona, y palpo día a día la realidad de la percepción que los alumnos tienen de la realidad social.

Hace unos días el profesor de Lengua Castellana propuso a los chicos una redacción. Debía comenzar con estas palabras: "No era el hombre más honesto ni el más piadoso....".

Me ha llamado especialmente la atención la redacción de este chico, que expresa de forma sencilla y a la vez muy sutil, una percepción interesante acerca de la polémica de la independencia de Catalunya.

Respeto y entiendo aunque a veces no comparta, diferentes posiciones y convicciones, este es un pueblo plural, donde todas las opiniones son respetables y tienen cabida, y por lo tanto creo que es importante dar voz a todas las reflexiones y mostrar que no todos pensamos de la misma manera.

Nuestros jóvenes, aunque algunos por su edad aún no voten, tienen voz, tienen opinión, tienen su percepción de lo que ocurre en la sociedad, lo miran con sus ojos libres de las huellas y presiones de otros tiempos, y lo expresan de forma sencilla y trasparente.

Un alumno normal de un colegio concertado de Barcelona, que se ha educado, como en tantos otros colegios, en lengua catalana, que es de la tierra, y se siente de la tierra, y que tiene su propia opinión, aunque aun no pueda votar. Por su sencillez, claridad, transparencia y sutilidad, especialmente interesante al final de la historia, aquí os dejo su relato:

No era el hombre más honesto ni más piadoso, pero era un hombre valiente. Ese hombre se llamaba Arturo. Era quien gobernaba el 16% de los remeros de un gran barco llamado "La Española". Ese hombre y parte de sus remeros se quejaban porque creían que trabajaban más que los demás y les daban a cambio menos comida.

Un buen día, Arturo y parte de sus remeros decidieron ir al camarote del dueño del barco y le expusieron sus quejas.

Mariano, el dueño del barco, les respondió que no podía darles más comida, ya que fuera había una gran tormenta y la comida no llegaba con tanta abundancia como en años anteriores.

 

Arturo y sus remeros se enfadaron y decidieron hacer una consulta interna para decidir si quedarse en aquel barco o coger unos botes y adentrarse en mar abierto.

Finalmente, los remeros decidieron hacer caso a Arturo y se fueron con los botes a adentrarse en la tormenta en mar abierto.

Dice la leyenda que murieron ahogados, pero yo estoy seguro de que murieron de hambre.

L.T.B.

Alumno de E.S.O.

Barcelona

Octubre de 2012

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