Rouco no estuvo ¿y?

Desde hace unos días se han levantado muchas voces censurando al cardenal Rouco por su presencia en la manifestación a favor de la familia y su posterior ausencia en la manifestación en contra de la pobreza. En general se afirma que esta actitud era una grave falta de coherencia por parte del cardenal: había escogido manifestarse contra una ley en lugar de hacerlo a favor de los más pobres.

Cabría recordar unos cuantos hechos objetivos que han sido olvidados. Cada uno se manifiesta cuándo y cómo quiere, sin que eso signifique nada más que una presencia y una ausencia. A eso se le llama libertad de conciencia y libertad de elección. Por ejemplo, si Rodríguez Zapatero decidió no asistir a la manifestación del 18J a favor de la familia, no podemos concluir que el presidente del gobierno esté en contra de la familia.

Por otra parte, la Iglesia Católica es la institución que más está haciendo en todo el mundo para luchar no sólo contra la pobreza. Desarrolla miles de iniciativas para intentar construir un mundo más justo. Realidades tan amplias que abarcan, además de las intrínsecamente espirituales, la educación, el empleo o la salud. Por eso, extender la crítica a la decisión del cardenal Rouco al global de la Iglesia Católica es demagogia populista.

Aunque algunos sectores lo intenten hacer ver así, la Iglesia es algo más que una ONG que sólo se dedica a procurar el bienestar físico de los menos favorecidos.

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