La accesibilidad para los políticos
No es lo mismo tener accesibilidad a un político -que suele coincidir con las elecciones-, que un político tenga accesibilidad. Accesibilidad a un dirigente y tener nula respuesta es lo habitual. Que éstos tengan mayor facilidad para acceder físicamente a zonas de su interés es lo normal. Cuando las leyes se dictan para el bien común, lo lógico es creer en ellas, caso contrario es la profesionalización de la política. Es decir, políticos que luchan por mantenerse en ella, siendo sus decisiones las del partido y presentando una imagen aparentemente positiva a los ciudadanos. Cuando se dictan normas y leyes de accesibilidad, pregonándose a los cuatro vientos desde la más altas instancias, que se discrimina hasta por cómo se denominan a los minusválidos, también tienen que cumplirse por todos sin exclusión. No es de recibo que José Blanco, alter ego del presidente Zapatero, vaya a un programa de la televisión pública y ocupe con su coche la plaza de minusválido reservada. La de mayor accesibilidad para el que más lo necesita, pero que incluso, en su presencia los adláteres increpan e insultan a un profesor minusválido por protestar. Accesibilidad para todos, pero para ellos primero: el barco se hunde, el gobierno y su partido que se salven los primeros, después las mujeres y los niños, los minusválidos o discapacitados ni se sabe, el resto ya sabemos. Valiente ejemplo.
