De botellas, botellones y macrobotellones

La opinión pública, los medios de comunicación, los políticos han vuelto su mirada a la juventud ¿significa eso que despertamos?

El macrobotellón de este viernes parece que se ha convertido en una preocupación de nuestra sociedad, un aguijonazo en su tranquilidad, en el oasis de autocomplacencia en el que vivimos: la opinión pública, los medios de comunicación, los políticos han vuelto su mirada a la juventud ¿significa eso que despertamos? Por desgracia, creo que se trata más bien de un acto de hipocresía, una nueva muestra de la incoherencia en la que nos movemos, otra demostración, una más, de la falta de criterio de esta sociedad sin norte e inconsistente en sus planteamientos y valores. El problema, parece, radica en la acumulación de jóvenes bebiendo en un parque, todo lo cual, si se hace manera cívica, responsable y moderada no debe suponer problema alguno. Sin embargo, es un problema, pero por ninguna de esas razones por las que la sociedad y la opinión pública se rasgan las vestiduras, sino porque el macrobotellón pone de manifiesto el fracaso del sistema educativo español, porque la falta de cultura y de valores humanos, intelectuales y espirituales nos presentan a una parte de nuestra juventud sin rumbo, sin ideales, y, por consiguiente, sin capacidad de disfrutar de una vida coherente, y sin un proyecto vital sólido y fundamentado. Por ello, esta juventud española con tantas oportunidades, con tantas posibilidades y con tanta capacidad no ha de dejarse engañar, ha de integrarse en ONG´s, en equipos de fútbol, en asociaciones cívicas y políticas, ha de cultivar las relaciones familiares y personales profundas, sinceras, perdurables, en definitiva, ha de ir al macrobotellón, eso sí, acompañado de un anciano o un enfermo al que asistir, con un libro bajo el brazo para leer, y una enorme ilusión para cambiar el mundo.¿o es que nunca nos han enseñado eso? El viernes, tuvimoa la respuesta.

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