Las charlas del abuelo

Cuando el hombre se jubila parece como si se quedara sin trabajo y sin embargo, ese tiempo puede ser el más provechoso de la vida, al ofrecer su experiencia, amor y testimonio. Durante el curso escolar que acaba de terminar, me encargué de llevar mis nietos al colegio y aproveché los cinco minutos del trayecto, para hablarle de las virtudes.

El último día tocó “cómo vivir el orden” para aprovechar mejor el tiempo y así llegar con puntualidad al colegio, al trabajo o donde se tenga previsto ir. Les he hablado de la responsabilidad, obediencia, honradez, sinceridad y muchas otras, tan necesarias para la vida, incluida la del perdón, obligatoria para la convivencia.

Deseo que las aprendan y las practiquen porque les ayudarán a crecer como personas y a ser justos, sinceros y ordenados ya que, una persona sin virtudes es como un árbol sin fruto, cosa que entienden muy bien mis nietos María Estela y Santi. El próximo curso les hablaré del peligro de los vicios y pecados capitales ya que, destruyen a la persona, su entorno y a la propia sociedad.

 

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