Los cuernos de Doña Friolera
La situación de Ciudadanos y del PSOE es de asombro y perplejidad, quieren unirse para consumar el gobierno pero no saben cómo además dos no se casan si uno no quiere aunque el otro lo pretende. Parece ser que quieren concebir un monte pero lo más seguro es que salga un ratón. Sánchez pone los cuernos a Rivera y éste todo lo tolera porque quiere contra todos sus dimes y diretes tener responsabilidades de gobierno, que ve amenazadas por los requiebros amorosos de Iglesias a Sánchez. El primero sólo quiere consumar el gobierno con Sánchez y éste parece ser que es lo que más le gusta es la infidelidad. Como dice esa lumbrera que no alumbra y todo lo oscurece, un tal Luena, aún hay tiempo para la ruptura.
Esta situación tan esperpéntica haría las delicias del autor de Los Cuernos de Doña Friolera, Valle Inclán, porque en la España actual los políticos viven de besos, de celos, de desplantes y de trasplantes, de citas a solas y de infidelidades políticas, son los españoles los que deben decidir con su voto secreto e igual a quienes deben gobernar. Los políticos hacen asco de las elecciones, no porque supongan un gasto excesivo para los españoles, sino porque muchos de ellos irían al paro al no tener profesión cualificada para ganarse la vida fuera de las alfombras y sillones de los puestos públicos.
Lo peor para los españoles está en que la economía se está ralentizando, la inversión que produce trabajo no llega o se está retirando, los capitales huyen. Todo lo que se iba logrando con muchos esfuerzos puede venirse abajo. Partir de cero, eso sí que causa más prejuicio, que jubilar por como incompetentes a los políticos que en su erótica del poder sólo piensan a corto plazo en sí mismos.
El Pueblo tiene que volver a hablar porque en una democracia la soberanía reside en el pueblo y no en las maniobras de los líderes, que sólo piensan en ellos mismos, en satisfacer su erótica insaciable de poder como sea y contra los deseos del pueblo. Tiene que gobernar quien haya sido elegido por el pueblo y no el pacto del contubernio de todos los perdedores juntos y revueltos, que van desde la derecha de Ciudadanos hasta el extrema izquierda podemita, más separatistas nacionalistas de derecha e izquierda radical.
