Me declaro harto de Mourinho

Este no es el artículo de un periodista. Ni siquiera el de un aficionado. Es, simplemente, el de una persona. El de una persona que observa con honda preocupación lo que está sucediendo con el fútbol en las últimas semanas a raíz de los cuatro clásicos. O quizá de antes. Pero que ha acabado por explotar ahora. El de una persona que ha llegado a un punto en el que le dan ganas de bajarse del tren. Un punto en el que se declara harta.

Me declaro harto de Mourinho. De su prepotencia. De su incapacidad para aceptar la derrota. De su negación de la culpa. De sus lloros que fueron los de otros en épocas pasadas. De que manche el escudo del Real Madrid atreviéndose a dudar de la Champions conquistada por el Barça hace dos temporadas. De que no recordase que el año pasado el árbitro le favoreció a él. De que tenga esa memoria selectiva que recuerda los agravios pero no los favores. De que no hable de fútbol casi nunca y se escude en una conspiración que roza el delirio patológico.

Me declaro harto del odio que genera el portugués. De su invitación permanente a la crispación. Del veneno que está consiguiendo inocular lentamente desde que llegó. De que eso se le permita por parte de todo un caballero como considero que es Florentino Pérez, que no le ha llevado la contraria en ningún momento de la temporada, dejándole hacer y deshacer hasta el punto de hacer desaparecer a un mito como Valdano.

De su cobardía en un partido de semifinales de Champions en su propio estadio. De la falta de respeto que eso supone a las noches mágicas europeas en las que el equipo salía a comerse al rival. En la final lo hicieron. Ayer se quedaron vergonzosamente esperando al Barça, que por supuesto manejó la pelota a su antojo. Para los que desprecian la posesión y se fijan en los tiros a puerta, tampoco en eso ganó el Madrid.

Harto de que justifique una y otra vez sus derrotas en el enemigo exterior. De jugar con un jugador como Pepe que no sirve para jugar partidos con tensión porque siempre está al límite de la expulsión arriesgándose a dejar al equipo con diez. Los árbitros conocen a los jugadores violentos. Y Pepe lo es. Ayer nuevamente se expuso de forma innecesaria con una entrada que no venía a cuento al peor rival posible para hacérsela por sus dotes para la actuación: Alves. Pero si Pepe no comete ese disparate, no hay expulsión.

Harto de que se haya convertido en el Mesías para tantos aficionados madridistas. El Real Madrid tiene nueve Copas de Europa. Se consiguieron sin Mourinho. Este club ha conseguido ser denominado el mejor equipo del Siglo XX sin necesidad de lloros. Mourinho empequeñece al Madrid en vez de agrandarlo que es para lo que vino.

Me declaro harto también de que si uno discrepa de la mayoría sea tachado de antimadridista. Me niego a que eso sea así. A los que creen que ser de un equipo significa apoyarle incondicionalmente, les respondo que no. A los que creen, como Xosé, que la prensa de Madrid debe apoyar al equipo, les digo que esa no es la función de la prensa. No lo ha sido y nunca lo será.

Me declaro harto de que la fiesta del fútbol que debía haber sido la celebración del mejor partido del mundo repetido en cuatro ocasiones se haya empantanado de tal manera. De que se haya creado esta atmósfera de agresividad que se ha visto reflejada de forma progresiva en cada partido.

Me declaro harto de que algunos intenten desesperadamente igualar a Mourinho y a Guardiola cuando no tienen nada que ver uno con otro. Guardiola tiene muchas cosas criticables, pero no busca la provocación constante hacia el mundo que le rodea. Es el entrenador que ha hecho el mejor Barça de la Historia. Y eso escuece cuando no se sabe aceptar con deportividad el éxito del rival. El odio que se le tiene a Guardiola entre muchos aficionados madridistas es proporcional a los éxitos que ha cosechado.

 

Me declaro harto de determinada prensa de aquí y de allá que ha contribuido sin ningún pudor a ese ambiente de crispación que vivimos actualmente. Los que trabajamos en los medios olvidamos en ocasiones el poder y el eco de nuestro mensaje. No me quiero liberar de culpas, porque yo también habré hecho cosas mal. Pero determinados ¿periodistas? que salen en televisión y tienen su columna en medios escritos han hecho muchísimo daño al periodismo deportivo de este país. De aquí y de allí, insisto.

Me declaro harto de que tantos aficionados madridistas utilicen la bandera española como arma arrojadiza contra el Barcelona sin ser conscientes del monumental ridículo en el que están cayendo. El Barça lleva años teniendo más jugadores españoles en su alineación titular que el Madrid. Lleva años siendo muchísimo más español que el Madrid. Y gracias a esos mismos jugadores hemos sido campeones de una Eurocopa y de un Mundial por primera vez en nuestra historia. Pero muchos se empeñan en defender la españolidad del Madrid cuando es el Madrid menos español de la historia.

Me declaro harto del poco conocimiento que se tiene del otro y del nulo esfuerzo por conseguir entenderle. Tengo muchos amigos catalanes. Todos ellos iban con España en el Mundial. Hablaba con ellos el día de la final y estaban tan nerviosos como cualquier otro. Cuando juega España, es lo más visto en Cataluña. Pero es más fácil quedarse cómodamente instalado en el pensamiento de “todos los catalanes van contra España” sin intentar ir más allá. No vaya a ser que se piense demasiado.

Me declaro harto de la intolerancia y el fanatismo que ayer pude presenciar en las gradas del Bernabéu. Es auténticamente vergonzoso que suene la megafonía del estadio en catalán y se produzca una pitada tan ensordecedora como la que se escuchó. Creo recordar que cuando es en inglés u otro idioma, no se pita de la misma manera, o ni se pita. Pero ayer era en catalán. Y se pitó con ira. Es preocupante que una chica saltase contenta celebrando el primer gol de su equipo y media grada empezase a insultarla con calificativos que no voy a reproducir y a tirarla objetos. Sentí tanta vergüenza ajena que me vi obligado a acercarme al final del partido para felicitarla por la victoria y decirle que no todos éramos allí igual de descerebrados.

Sé que me he extendido mucho. Necesitaba llamar la atención sobre algo que me preocupa mucho. Que no es ni más ni menos que la pérdida del sentido común a la que asisto, yo al menos, atónito día tras día. Desde este humilde blog, hago un llamamiento a la cordura de todos los aficionados para que volvamos a divertirnos con el fútbol y no dejarnos contaminar por lo que nada tiene que ver con este deporte.

Ahora, como se suele decir en Twitter, abro el paraguas para protegerme de todos los palos que me van a caer por todo lo que he dicho.

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