La demagogia del alacrán: las Sicavs

A los ricos y poderosos (muchos empresarios entre ellos) y a los que tienen esos sueldos descomunales (deportistas de élite, ejecutivos del sistema financiero –los depravados de la crisis- y políticos, entre otros) casi que se les puede aplicar ese famoso dicho que dice: “Lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible”. Referido, se entiende, a lo de pagar impuestos. Pues los indirectos, que para ellos son menudencias, les resbalan; y los directos, con los que deberían estar “cazados”, son muy fáciles de esquivar o, sencillamente, no son.

El Gobierno, que, por una vez, tenía la decisión de sopesar sus impuestos directos (a la “búsqueda” de todos los más arriba citados, excepto de la suya propia) y, quizás, de recuperar el de Patrimonio o crear alguno para las grandes fortunas, da la impresión de encontrarse en el mismo brete que Maradona que, según Pelé, el único gol que ha marcado con la cabeza lo metió  con la mano.

De modo que, dicho de manera familiar y olvidando el futbol, los mandatarios, en lugar de usar la cabeza y la voluntad para llegar a las arcas de tan “insignes personajes”  (que todos –menos ellos, lógicamente- habríamos celebrado), han hecho caso a Publio Siro en eso de que “malo es el parecer que no puede mudarse”  y, a través de LAS SICAVs (o sea, con la mano), tratan de alcanzar el fin perseguido que, a mi modesto modo de ver, no es otro que contentar a la plana borreguil “cambiando algo para que todo siga igual”. Es decir: Los currantes a seguir con el sueldo miserable (entre los más bajos de la UE -en Extremadura de puro ilota, por debajo de los 13.000 €/año-) y a poner lo que haga falta para que ellos puedan seguir dándose la gran vida ganando todos por encima de los 80.000 €/año y los demás (todos los ya dos veces citados y algunos profesionales adinerados) a eludir, evadir, esquivar, burlar, escapar, escabullir, escaquear, capear y torear  los impuestos…, que para eso viven en este magnífico “paraíso fiscal”  que se llama España. Bueno, para los modernos de la “curtura”, se llama Spa.

Y bien. Entrando en el tema que nos ocupa en este escrito, ¿qué es eso de las SICAVs? Pues, para los que no lo sepan –para la mayoría de los ciudadanos de a pie- a pesar de que de un tiempo a esta parte está en boca de mucha gente, son Sociedades de Inversión de Capital Variable (como Sociedades Anónimas pero con un tratamiento fiscal diferente, privilegiado podríamos decir) que llegaron de Europa en el año 1985 y que no hemos conocido –el pueblo, obviamente- hasta este año 2009. Así, estas Sociedades que más que de Inversión se deberían catalogar como de Evasión (o de Inversión para la Evasión, si les gusta más) han estado “escondidas” ¡24 años!, nada menos. Todo un logro de la ingeniería dedicada a la exclusión de contribuyentes que, seguro, se habrán estado refocilando con eso de ¡Hacienda somos todos!

En fin…, para que se hagan una idea real de lo que este tipo de Sociedades significa y sin entrar en tecnicismos que no están a mi alcance debido a mi más que pobre formación en  temas de economía, les contaré  algunos pormenores de estas SICAVs que, como verán, exasperan a cualquiera:

Las SICAVs se encuentran encuadradas dentro de las Instituciones de Inversión Colectiva (ICC) reguladas por la ley 35/2003 de 4 del 11. El que tenga tiempo y sea capaz –servidor no- que se la lea y nos lo cuente luego. Al oírlo se nos quedará el semblante como a un simpatizante del At. de Madrid de mis amores después de cualquier partido.

El número mínimo de accionistas debe ser de 100 y el capital social inicial de 2.400.000 € y totalmente desembolsado y suscrito. Pero no hace falta pasarse por Salamanca para comprender que estas sociedades están atiborradas de testaferros y que la mayoría gestionan patrimonios de una sola o de muy pocas “familia” y que dicha gestión está –las más de las veces- encomendada a la Banca (a esa Banca que ahora se sabe –yo lo sé hace mucho tiempo y lo he denunciado en los medios- está en el podio de las más usureras del mundo), con lo cual que les voy a contar… En el argot financiero, a estos inversores ficticios se les conoce como mariachis, parafraseando la ranchera: “Con dinero y sin dinero, yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley…” y se sabe que la Inspección de Hacienda trató en el año 2005 de controlar estas entidades y consideró que en la casi totalidad de los casos los inversores eran falsos y levantó acta exigiendo la diferencia entre el 35% al que tributaban entonces las Sociedades y el 1% (el tanto al que tributan estas Sociedades) que habían aplicado indebidamente. Pero, ¡qué País!, las Cortes Generales le quitaron la competencia del control fiscal de las SICAVs a la Inspección de Hacienda, trasladándosela a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El Tribunal Económico Administrativo Central hizo el resto y anuló todas las inspecciones que se habían realizado y desde entonces la CNMV nunca ha considerado que una SICAV no cumpla los requisitos. ¡Andando!

Están exentas plenamente del impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD) relativos a actos societarios como fusión, liquidación, ampliación de capital…, y gozan, así mismo, de un 95% de exención en el impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) para las viviendas que estén destinadas al alquiler, además de no tributar por las plusvalías. Mas, eso sí, no tienen derecho a aplicar ningún tipo de bonificación ni deducción en la cuota del impuesto de Sociedades. ¡Hasta ahí podríamos llegar!

Unos datos más y termino: Según la CNMV, 439.395 inversores se benefician de las SICAVs, que son ahora 3.347 y manejan un patrimonio de 27.143 millones de € (a unos 8 millones de € de media por entidad) que tributan sólo al 1%. Estos casi 400.000 inversores poseen un capital mobiliario similar al de los 17 millones de hogares que hay en España (en Spa, no se enfaden los de la “curtura”), pero en lugar de tributar al 30% (Sociedad Anónima) o al 18% (rentas de capital) lo hacen al 1%. ¡Ahí queda eso!..., para gloria del dogmatismo del PSOE y del PP.

 

Vds. me dirán si las SICAVs no son -aparte de vías legales de evasión de impuestos de los… no hace falta repetirlo más-, para los pobres contribuyentes que no podemos estar en ninguna y que no tenemos la más remota posibilidad de evadir ni siquiera el más ignominioso de los impuestos como es cualquier canon, la pura demagogia del alacrán.          

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