Donde dije digo, digo Bono

Sr. Director: ¿En qué quedamos, Sr. Bono? Si donde dije digo, digo Diego, quiere decir que rectifico; pero, si más tarde vuelvo a decir digo ¿quiero decir Diego?

Esta interrogación nos la hacemos algunos que no somos suficientemente sabios como para interpretar a los que parece lo son, pero tampoco somos tontos como parece que algunos piensan. ¿Por qué digo todo esto? Por la sencilla razón de lo que últimamente leemos y oímos. Por ejemplo, el Sr. Bono dice en una entrevista radiofónica: "Maldita bendición la que da la Iglesia a los matrimonios sólo porque son entre personas de distinto sexo. Es preferible que se quieran aunque sean dos hombres o dos mujeres".

Uno siempre ha pensado que las bendiciones nunca pueden ser malditas si son bendiciones, de otra forma no serian bendiciones, sino maldiciones, y la frase "maldita maldición” quedaría muy mal. Por otra parte es muy extraño que una persona coherente se codee con obispos, posiblemente para llamar la atención, declarando su catolicidad, y poco después se contradiga y sin ningún pudor reprocha descaradamente a la Conferencia Episcopal Española su posición ante la legalización del matrimonio homosexual.

¿En qué quedamos Sr. Bono? ¿Somos o no somos? ¿No será que lo que pretendemos es confundir a los sencillos, diciendo digo donde queremos decir Diego?

 

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