¿Dónde vas, Pedro?

Bancada socialista aplaudiendo a Pedro Sánchez durante la sesión de investidura
Bancada socialista aplaudiendo a Pedro Sánchez durante la sesión de investidura

Después del fracaso que supuso tener que convocar unas nuevas elecciones, porque nuestros representantes no eran capaces de ponerse de acuerdo, a día de hoy nos vemos en una situación cada vez más surrealista. Tras los resultados de las últimas elecciones, PSOE y Podemos llegaron a un principio de acuerdo en menos de 48 horas, aunque se habían pasado los 6 meses anteriores pegándose para formar gobierno, y Pedro Sánchez convocó nuevas elecciones porque no iba a poder dormir por las noches teniendo en su gobierno a los de Podemos.

Con este primer acuerdo el PSOE cerraba la puerta a la opción de pactar con Cs y PP, aunque éstos tampoco se hayan matado por salir a brindar su apoyo a un gobierno socialista. Esta opción hubiera atemperado el ansia progresista del PSOE al tener que pactar cualquier ley que hubiera querido sacar adelante, pero sobre todo le hubiera dado el apoyo suficiente para formar un gobierno estable y con algún viso de permanencia en el tiempo.

Tras esta primera decisión, el PSOE formará un gobierno de coalición con Podemos y con el apoyo fundamental de ERC, una formación que de manera abierta y sin tapujos ha manifestado que su objetivo es la independencia de Cataluña del resto de España. Es decir, ERC dará su apoyo en tanto en cuanto eso le reporte la posibilidad de acercarse a su ansiado sueño de “libertad e independencia”.

Toda esta situación, además, está dejando en el camino la imagen de una justicia, de la que ya hace tiempo dejamos de creer en su independencia, pero a la que están violentando de manera burda para cuadrar los objetivos políticos de formar un gobierno, con las exigencias de partidos que hace tiempo que pasan olímpicamente de las instituciones del Estado, siempre y cuando no los acompañen en su locura.

Por otro lado, tras todas estas rocambolescas negociaciones y los durísimos intercambios que hemos escuchado en el debate de investidura, me pregunto qué clase de gobierno están pensando en formalizar porque de él probablemente no pueda salir ningún proyecto de reforma vista la arquitectura de los pactos y lo frágil que son algunos de ellos. También me pregunto qué relación guardan entre sí muchos de los partidos que apoyan la investidura como Teruel Existe, el BNG o el PNV (lo de éstos últimos es para escribirles un libro aparte).

Por su parte, ERC lo ha dejado claro, ellos no creen en el PSOE, ni tampoco creen en el Gobierno que está intentando formalizar Pedro Sánchez. Solo lo apoyarán en tanto en cuanto les sirva a sus intereses, es decir la independencia de Cataluña. Pero Pedro Sánchez sigue insistiendo en esta vía, aunque desde el PSOE se han alzado voces discordantes.

No hace falta tener muchas luces para visualizar el gobierno que va a salir tras la investidura, y prever que va a ser un sindiós diario. Y no solo por ERC que es lo más evidente, sino también porque su socio de gobierno, Podemos, va a su aire y en su mente está el objetivo de recuperar el terreno perdido en las elecciones a base de presentarse como la única opción de izquierdas de verdad, lo cual va a suponer un constante intento de boicot al PSOE y a su proyecto.

A pesar de todo esto, sigo pensando que el PSOE es un actor necesario para realizar las reformas que necesita el país a medio-largo plazo, y también para la gestión diaria que hace ya tiempo se ha convertido en algo excepcional.

Me pregunto también cómo va a justificar el PSOE dentro de unos años este gobierno con independentistas, que ya no son los nacionalistas de antes que solo pretendían más autogobierno y más fondos económicos. Nos referimos a independentistas con líderes juzgados y condenados a prisión, o fugados de la justicia. Me pregunto cómo se va a justificar eso en los próximos años. A mi sinceramente me cuesta ver algún motivo que lo avale.

 

Mi opción sería que el PSOE renunciara al acuerdo con Podemos, y a la infinita lista de partidos a su izquierda para formar gobierno, y acuerde un pacto de mínimos con PP y Cs, poniendo éstos también de su parte y no sea cuestión de ver quién cede primero. Así se podría sacar un gobierno estable que pacte unos presupuestos, y una hoja de ruta para el país en su conjunto. Al final, el centro izquierda y derecha representan a una mayoría inmensa de españoles. Y si el PSOE quisiera mantener su bandera progre en alza podría pactar acuerdos puntuales en materia social con todo lo que hay más a la izquierda de ellos, véase Podemos y todos los demás.

No se va a hacer ninguna reforma de calado, aunque Sánchez no para de hablar de ello, sin el apoyo del otro gran partido de España, el PP, y sin alguien en el centro capaz de mediar y edulcorar las medidas más populistas de unos y de otros. Solo así se podrán pactar los grandes acuerdos en materias como las pensiones, educación, definición del Estado autonómico…La aritmética de este Parlamento, y los apoyos que se ha buscado Sánchez, no le dan más que para investirse presidente de manera pírrica, e intentar sobrevivir a la concepción de unos presupuestos generales que van a ser la gran lista a los reyes magos por parte de todos los partidos de corte regional que le han apoyado. Por supuesto, serán unas listas con unas miras que no van a salir de su reducido tamaño autonómico, o incluso provincial en algunos casos, que aún siendo muy respetables no hacen más que minar constantemente el concepto básico de nuestra constitución de solidaridad entre comunidades y entre ciudadanos. Y así estaremos no sabemos cuánto tiempo, sin dar respuesta a los grandes retos y con un nivel de crispación cada vez mayor.

No nos vamos a romper, ni España desaparecerá, pero sí creo que la formación de este Gobierno no responde a las necesidades del país a día de hoy. Se ha hecho con miras cortas, por culpa de su actor principal, pero también en comisión por omisión por parte de PP y Cs que no han hecho gestos suficientes más que para tensar aún más la situación. Mientras tanto, los cambios que están ocurriendo en todos los ámbitos requieren consensos generosos y magnánimos, pero todos siguen pensando en movimientos a corto por si volviera a haber elecciones en breve y seguir saliendo “bien parados” por la mercadotecnia electoral. Estrategia que ya castigó a Cs severamente. Pero nadie parece haber aprendido.

No nos romperemos, pero deberíamos empezar a pensar en lo que va a quedar después de todos estos episodios nacionales que estamos viviendo.

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