El pasado ‘is over’

Ya he tirado el calendario de pared al cubo de reciclar papel. Así, también, hice el primer día de cualquier enero anterior. Pura y mera costumbre. Esos 365 días, por el contrario, no podrán reciclarse ni generar una segunda opción. El pasado is over, no da segundas opciones sino para revivirlo, padecerlo o disfrutarlo entre recuerdos que, sin duda, mantenemos en la mente y lo más profundo de nuestros corazones.

Todos esos días se fueron arrastrados por segundos, minutos, horas, tediosas jornadas que, según pasa el tiempo, aceleran nuestras vidas de manera vertiginosa y con la sensación de que vivimos sin vivir. En cierto modo, da miedo; tal vez, pánico. 

No fuimos ni somos capaces de terminar aquello previsto antes de poner el nuevo calendario de nuestras vidas. Tampoco, seguramente, lo seremos cuando el próximo diciembre, en doce meses, esté a punto de expirar y, de modo reflexivo, sopesemos hacer borrón y cuenta nueva de un año que, como todos, también habrá pasado de manera inexorable. Tiempo al tiempo, nunca mejor dicho.

Y, de esta forma, el implacable tiempo actúa, rígido y severo, sin restricciones o limitaciones subjetivas que permitan detener el cronómetro de nuestro particular y precario presente. Su objetividad no está al alcance de nuestros intereses ni para la exclusividad de todos o cada uno de los individuos. No se deja dominar ni da opción ante la inmediatez, la rapidez, la tortuosa rutina, la vorágine de acontecimientos que, devorándonos, forman parte de nuestro cada vez más áspero día a día. No way out!

Tampoco hay salida para la ilusión, nuestros sueños, las expectativas personales y las que otros tienen respecto a nosotros. Nos han acostumbrado a fallar, a ponernos en entredicho, a no cumplir nuestros cometidos, a dejar compromisos en un plano secundario, a evitar responsabilidades, a abandonar la práctica de valores y virtudes que intentaron enseñarnos sin cerciorarse o asegurarnos de que tenían fecha de caducidad cuando vienen mal dadas, cuando las cosas no salen como quieres, cuando la desalentadora imposición te asola, cuando la vida traiciona tus inocentes tentativas de progreso ante los que mueven las agujas y agendas de tu reloj vital.

Y, así, todo va rápido; cada vez, más rápido. La oscuridad se impone a la luminosidad del día; procrastinar va antes que actuar y la dejadez, aliada con las zonas de confort, derrota cualquier intento de acción. No saboreamos gratos momentos, mieles de triunfos, inolvidables vivencias, grandes experiencias. Todo, efímero, ocurre con esa volatilidad que desafía la pervivencia y resistencia que anhelamos para, habiendo aprendido de extintas cenizas del pasado, gestionar el fuego del presente y tener garantías de, iluminados, dominar el futuro al que llegamos y llegaremos antes de que doce nuevas campanadas nos despierten para volvernos a alertar de la fugacidad del tiempo.

 

Video del día

Salvador Illa admite que Koldo se presentó en el Ministerio "sin cita previa"
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato