Aunque no nos escuche Zapatero, allí estuvimos

No sé si estábamos setecientos mil o millón y medio. Desde dentro es difícil juzgarlo con exactitud. Tanto da; éramos muchísimos; una gran multitud aunque no una masa informe. Personas animadas por un mismo ideal referido a la familia y sus derechos. Por ello me han parecido ridículas las cifras dadas por la delegación del gobierno, e indignante la manipulación que han hecho los medios afines al gobierno de la nación y al tripartito catalán. Aún más por lo que suponen de ofensa a la inteligencia de los que participamos en la manifestación, o pudieron seguirla o informarse de ella a través de medios imparciales.

En cuanto a los argumentos utilizados por la vicepresidenta del gobierno para desvirtuarla, son de una puerilidad asombrosa. Dijo que la ley que se protestaba no obliga ni perjudica a nadie, y que lo que hace es ampliar los derechos de algunos ciudadanos. ¿Se habrá dado cuenta que por el mismo razonamiento, está justificando que en un futuro pueda aprobarse la poligamia, la poliandria o el matrimonio a cuatro?

Si todos están de acuerdo y no se perjudica a otros, ¿por qué no otorgarles también ese derecho? Con esta lógica entiendo que se quiera suprimir la Filosofía del bachillerato. Aunque Zapatero no atienda nuestras peticiones, no me arrepiento de haber ido a la manifestación. Al menos ha servido para comprobar que somos muchos los que no estamos dispuestos a renunciar a nuestros valores y derechos ni a dejarnos manipular por los que manden ni por los que les apoyen.

Somos una fuerza y estamos aprendiendo a utilizarla.