Los estudios clásicos

Los estudios clásicos suponen una lección de libertad, de sentido y de culto de la palabra. Estudiar lenguas muertas, como se denominan ahora a los clásicos, no sirven para nada, de inmediato, pero ayudan a entender el orden del mundo y del pensamiento, premisa de la capacidad de juicio y por consiguiente de la libertad y de la moral. Además imposibilita la fabricación de ídolos.

Los estudios clásicos desempeñan esa función extraordinaria en la formación de la mente y la persona, y también pueden desempeñar un papel importante en otros ámbitos u orientaciones respecto a otros programas de estudio. Abrir la escuela, del tipo y el nivel que sea, al saber clásico, es abrirlo a la inteligencia del mundo y de la naturaleza.

Una de las tareas más urgentes de todos los sectores de la escuela es la de restituir la capacidad de expresarse y articular lingüística y conceptualmente un razonamiento; capacidad que ha disminuido llamativamente en todos los grupos sociales durante los últimos lustros, especialmente en muchas pseudoélites; personas que pertenecen al establishment cultural y que dan a menudo muestras, de pasmosa ignorancia, acerca de las bases y los puntos de referencia de nuestra civilización y nuestra vida; lo cual tendría que ser obvio saber.

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