Europa no puede abandonar a Armenia

Soldados de Armenia.
Soldados de Armenia.

El 27 de septiembre Azerbaiyán inició una guerra de limpieza étnica contra los armenios del enclave de Nagorno Karabaj (o Artsaj). El día elegido fue un domingo, algo nada aleatorio, y muy simbólico, en un conflicto en el que se entremezcla religión, nacionalismo, economía y geopolítica.

Azerbaiyán es un país musulmán, perteneciente al espacio post-otomano (1), y que en política internacional ejerce como el patio trasero de Turquía. De hecho, tanto los dirigentes de Turquía como los azeríes lo resumen habitualmente con la frase “dos estados, una nación”.

Entre Azerbaiyán y Armenia se encuentra Nagorno Karabaj, territorio poblado por armenios, que es de facto independiente desde la disolución de la Unión Soviética (de la que todos ellos formaban parte).

Un conflicto nacional y religioso con raíces en el genocidio armenio

Calificar este conflicto como un “vulgar” choque nacionalista entre dos ex repúblicas soviéticas, sería una errónea simplificación (probablemente malintencionada), y que dejaría fuera muchos factores necesarios para entender el conflicto.

En 1915 tuvo lugar el Genocidio Armenio (2), el primer genocidio a gran escala del Siglo XX perpetrado por el Imperio Turco contra sus minorías cristianas, y que supuso el aniquilamiento de más de tres millones de armenios, griegos y asirios. Esto precipitó la intervención de Rusia en la zona como garante de la seguridad de los cristianos de oriente, y tras el triunfo de la revolución Bolchevique, la firma del Tratado de Brest-Litovsk en 1918, que concedía la administración jurídica de la URSS sobre la zona, hasta su mencionada disolución en 1991.

Nagorno Karabaj se independiza tras la caída de la URSS

Es justo en este periodo convulso, cuando se desatan las persecuciones racistas contra los armenios en Azerbaiyán (como los pogromos de Sumgait y Bakú en los que se cometieron saqueos, linchamientos, violaciones, asesinatos y quema de iglesias), que aceleran la proclamación de la independencia del hasta entonces soviético Oblast Autónomo de Nagorno Karabaj, así como su deseo de incorporarse a Armenia. 

Tras la dramática, e intensa Guerra de Nagorno Karabaj, tanto los armenios, como otras minorías como los yazidíes, que han llegado huyendo de la intolerancia islamista, han vivido en paz y democracia en estos territorios, solamente interrumpida por ataques esporádicos por parte del régimen azerí.

Azerbaiyán es una “dictablanda” que no puede tener trato de favor de la UE

No es una Dictadura, pero tampoco es una Democracia. La Azerbaiyán gobernada por la familia Aliyev, ocupa el puesto 168 (de 180) en el Índice de Libertad de Prensa de la ONG Reporteros Sin Fronteras. Desde el inicio del conflicto, se ha producido un bloqueo total del uso público de internet y acceso a redes sociales por parte de sus ciudadanos.

En el campo de batalla el ejército de Azerbaiyán está realizando una guerra de aniquilación y exterminio contra los armenios, en la que se están denunciando numerosos crímenes de odio, vulneración de la Convención de Ginebra, y vulneración de los Derechos Humanos básicos: ejecuciones sumarias, mutilación de cadáveres para su posterior exhibición en Redes Sociales, uso de bombas de Fósforo Blanco, utilización de terroristas yihadistas como mercenarios, destrucción de hogares, y quema de bosques y cosechas.

 

Mientras Armenia sufre un bloqueo fronterizo desde 1993 por parte de dos de sus vecinos (Turquía y Azerbaiyán), el régimen de Aliyev, el socio de Erdogan, se está beneficiando de ayuda financiera directa de Bruselas para su proyecto gasístico. Este gaseoducto, dirigido por la anglosajona British Petroleum, convertirá a Turquía en centro energético más importante del Mediterráneo, teniendo como principal cliente a la Unión Europea. 

Todo esto, contextualizado con la Unión Aduanera entre Turquía y la Unión Europea desde 1995, y el Acuerdo de Asociación y Cooperación de la U.E. con Azerbaiyán desde 1999, sin que, desde Bruselas, se haya hecho nada para obligar a levantar el bloqueo a Armenia, que obviamente es incompatible con los valores fundamentales que la Unión Europea defiende.

Sobornos a políticos europeos y asesinato de periodistas

Una pista sobre el sinsentido de esta política comercial, lo encontramos cuando metemos en la ecuación al sistema de sobornos a políticos de la Unión Europea desde Azerbaiyán, denominado Laundromat (lavado de dinero).

Todo empezó inicialmente con la denominada “Diplomacia del Caviar”, que consistía en generosos regalos a destacados políticos de la Unión Europea. Esto pasó a una escala mayor, cuando el esquema de lavado de dinero de Azerbaiyán, dirigido a comprar voluntades políticas de la Unión Europea, por valor de unos 2.900 Millones de Dólares (datos que sabemos por los Papeles de Panamá). No podemos pasar por alto al hablar de este tema, el crimen de la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia, asesinada con un coche bomba en 2016 (aún sin esclarecer) por investigar este esquema de corrupción. 

Cuando Armenia tose, los Balcanes de resfrían

La Unión Europea debe implicarse, y evitar el genocidio de los armenios, aplicando sanciones económicas contra Azerbaiyán y Turquía. De lo contrario, podríamos vivir episodios similares en otro espacio post-otomano más cercano a nosotros, los Balcanes. 

Hoy son los azeríes con el apoyo turco, haciendo limpieza étnica contra los armenios; mañana podremos ver a los albaneses haciendo lo mismo contra los serbios en Kosovo y Metojia (también con apoyo turco); y pasado a los propios turcos invadiendo el sur de la isla de Chipre, o realizando prospecciones petrolíferas en aguas griegas.

No es casualidad que Erdogan iniciase su pasada campaña electoral con un mitin en Bosnia y Herzegovina. Según sus propias palabras (3) “…estuvimos en Siria, estamos en Libia, y ahora estamos también en Azerbaiyán… con el hermano Ilham [Aliyev]… si Alá quiere estamos cerca de la victoria…”.

Hasta ahora la actitud de la Bruselas ha sido la de mirar hacia otro lado, y hacer como que no va con nosotros la cosa. Mientras Macron ha realizado acciones concretas en favor de la paz, Merkel ha persistido en la tradicional política alemana de alianza con Turquía desde la I Guerra Mundial. Si Europa (la Unión), aspira a ser creíble, y tener un papel propio en la política internacional, no puede abandonar a su suerte a Armenia, la nación cristiana más antigua del mundo y remanso de libertad, en una zona dominada por los extremismos.

(1). Zona que configuró el Imperio Turco u Otomano, sobre el que Turquía pretende ejercer una renovada influencia.

(2). Aglutina al genocidio armenio, griego y asirio (este último conocido también como Sayfo). El Tratado de Sèvres de 1920 (artículo 142) calificó al régimen turco como "terrorista" por estas masacres.

(3). Discurso de Tyyip Erdogan en el congreso del Partido AK el 07-11-2020 en la ciudad de Kahramanmaras, publicado en su perfil de Twitter personal @RTErdogan

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