La Fundación Indortes: el respeto a los cementerios y a las exhumaciones de combatientes españoles

Cementerio militar de Tetuán (Marruecos).
Cementerio militar de Tetuán (Marruecos).

La Fundación Indortes (FI) toma el nombre del primer caído hispánico conocido que sucumbió luchando contra la invasión cartaginesa de la Península Ibérica, en el año 237 a. J.C. La finalidad de esta Fundación, cuyos antecedentes se remontan al año 1996, es fomentar la memoria, conservación, vigilancia y ornato de los cementerios y tumbas de combatientes españoles o bajo Bandera de España, caídos en lucha, sin distinción de época, lugar, credo o ideología.

La labor es ingente, como evidencia el poema “Oda del Dos de Mayo” de Bernardo López García (1838 – 1870):

Doquiera la mente mía 

sus alas rápidas lleva, 

allí un sepulcro se eleva 

cantando tu valentía. 

Desde la cumbre bravía 

que el sol indio tornasola, 

hasta el África que inmola 

 

sus hijos en torpe guerra 

¡no hay un puñado de tierra 

sin una tumba española!

 

España no cuenta con organizaciones estatales, o semiestatales, ni cementerios militares específicos, como tienen otras muchas otras naciones (Gran Bretaña, Alemania, EEUU, Rusia etc.). Las capacidades de la FI, que trata de cubrir parcialmente esta deficiencia, son limitadas ante labor tan grandiosa y descomunal, por lo que se impone la priorización.

La FI se impuso previamente la labor de conocer, con un trabajo de investigación y documentación, a los combatientes caídos bajo Bandera de España en las diferentes campañas que ésta participó, y sus circunstancias vitales y post mortem. Pondremos dos ejemplos.

El cementerio militar de Tetuán

El cementerio militar de Tetuán estaba en un estado lamentable de conservación, ante la falta de presupuestos suficientes para ello. La ciudad de Tetuán es una plaza muy visitada por españoles, por su proximidad de Ceuta y su percepción era deplorable, porque, en él, reposan muchos héroes de las campañas africanas, desde la Guerra de África (1859 – 1860) hasta las campañas para pacificar el protectorado español de Marruecos (1913 – 1927) e incluso de la Guerra Civil (1936 – 1939).

Enterada la FI se hizo cargo de las correspondientes obras correctoras y del mantenimiento anual de este camposanto, con la debida coordinación con las autoridades españolas en el país vecino.

Cementerio militar de Tetuán (Marruecos).

División Azul

La primera prioridad debe ser la de localizar, identificar y salvar las sepulturas que corren riesgo de desaparecer o ser destruidas, por agentes naturales, por obras de infraestructuras y por profanadores de tumbas.

En esta situación se encuentran todavía las tumbas de los combatientes que lucharon en el Frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial, encuadrados en la “División Española de Voluntarios para Luchar contra el Comunismo”, más conocida como División Azul, y con la numeración del ejército alemán División 250. Están en peligro y se han perdido muchas, por las razones anteriores, porque muchos cementerios eran de circunstancias y otros muchos quedaron insepultos sobre el campo de batalla (por ejemplo, en Possad, batalla del lago Ladoga y batalla de Krasny Bor) y por la acción de los buscadores de recuerdos de los combates y de efectos militares, para su venta a coleccionistas. Además, se da la circunstancia, en este caso, que tenemos documentación suficiente y fiable para localizar los cementerios de campaña y proceder a las identificaciones pertinentes.

Nadie les puede negar a ellos el derecho sagrado de reposar en un camposanto regular, ni a los cristianos cumplir con la obra de misericordia de “enterrar a los muertos”,

Merece destacar que los trabajos de campo lo hacen equipos rusos y con la total autorización de las autoridades rusas y es frecuente, también, que participen en los sencillos, pero emotivos, homenajes y oraciones que se hacen sobre los restos mortales recuperados. Los trabajos de localización, exhumación y traslados con la dignidad y el respeto que merecen los dieron la vida por su Patria. Un claro ejemplo de reconciliación y de almas nobles, donde no tienen cabida ni el rencor,el odio, ni tampoco exhibiciones de huesos.

Los restos mortales recuperados de nuestros compatriotas pasan a reposar al cementerio militar germano español, que existe en Pankovka (Novgorod, Rusia) y en perfecto estado de mantenimiento por la organización alemana VDk. 

Aunque en el supuesto caso que todos los restos de los caídos de la “División Azul” regresaran a su tierra natal, la mayor parte de su masa biológica se ha fusionado íntimamente, y para siempre, con la tierra de la gran madre Rusia. Han sido semillas que han permitido que la religión cristiana (ortodoxa y católica) vuelva a fructificar en las ciudades y campos donde combatieron. Sus vitalidades entonces marchitas brotan, desde entonces, en todas las primaveras cuando se abren las flores de las estepas y bosques rusos.

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