Los impuestos de los “bolsones”. Crónicas de Jhuno

“…Había viajado yo a aquella localidad, entre otras cosas, por hacer unas fotitos a ciertos monumentos, pues es sabido que a mi eso me priva, oyes.

Pues como iba diciendo, me disponía yo a entrar en uno de esos monumentos, declarado patrimonio nacional, según el cartel de la entrada, y ¡oyes!, que nos pedían una “entrada simbólica” de 3 € para poder acceder, tocándome con el primer euro, la moral, con el segundo los “bolsones” y con los tres juntos los bolsillos.

Yo, claro está, entre dientes, y mirando a mi esposa, que hacia ademanes de que me callara, y no montara un espectáculo, hice un comentario a cuenta de los “bolsones”, que no me acuerdo muy bien de si estaba hasta los mismos de que me cobraran por todo, o si aquello, lisa y llanamente, me los tocaba a dos manos.

Enseguida salto el listo de la cola (por que en todas las colas hay un listo), de que aquello de la entrada, es decir los 3 €, de marras, están destinados al mantenimiento de la iglesia que íbamos a visitar, entendiendo por mantenimiento, o eso al menos creía yo, el de la iglesia como monumento del patrimonio nacional, es decir al cuidado de sus imágenes, altares, pulpitos, etc., como elementos todos ellos artísticos de un todo que constituye la iglesia.

Yo mire “al listo”, y no quise decirle nada de los carteles que había visto en la entrada, y de que además de cobrarnos no íbamos a poder visitar toda la iglesia por que la misma estaba en obras, por que yo creía que aquel momento y lugar, no era el propicio para entablar una conversación con diferentes puntos de vista, respecto de un problema, lo que vulgarmente se llama una discusión, mas o menos acalorada, por si la cosa iba mas y nos alterábamos y al final nos acordábamos de los tan mencionados “bolsones”. Así pues, suspire hondo, trague saliva, metí la mano en los bolsillos que estaban junto a mis “bolsones” y extraje del monedero los dichosos 6 € de los susodichos “bolsones”, vamos 1000 de las antiguas pesetas. Mi mujer, me miro, sonrío, y asintió con la cabeza.

Antes de pasar, mi entrecejo se arrugo de nuevo, mira por donde había un letrero donde con un icono de una cámara fotográfica tachada, debajo decía que no se podían hacer fotos en el interior del templo. Otra vez los “bolsones” se agitaron, aunque esta vez, y por que no se molestara más mi señora, dije algo, pero ininteligible, una de esas frases utilizadas muy a menudo para protestar por un atropello tal, y es que de haber sabido que no se podían hacer fotos, no se si me hubiera sacado las entradas, pero el mal ya estaba hecho.

Otra vez “el listo” apostilla, claro es natural que no se puedan hacer fotos, por que la luz del flash daña los policromados de las imágenes.

Yo volví a mirar “al listo”, justo cuando pasaba yo por delante del expositor de tarjetas postales de fotografías de imágenes, altares, capillas, etc., del interior de la iglesia, al precio único de 1 €, o bien una tira de 20 imágenes al precio de 10 €, según rezaba el cartel, al efecto, y no dije nada, mas que nada por mi esposa, y claro que no era el lugar, ni el momento, etc., me dije para mis adentros, así que respire hondo, seguimos al interior del templo, a la vez que guardaba mi cámara fotográfica.

En el interior lo que me suponía, una parte de la iglesia estaba cerrada, por obras, no pudimos ver varias capillas ni el coro, pero lo demás no me defraudo.

 

A la salida, yo que aun no se me había pasado el enfado de la entrada, no quise ni mirar las postales, pero mi esposa si, y claro le gustaron tres, de entre todas ellas, lo cual nos costó 3 € más por cada una, lo que sumo un total de 9 €.

Pero a medida que nos alejábamos de la iglesia, yo saque mi cámara fotográfica para poder hacer una instantánea de la misma del exterior, no obstante albergaba la imagen de la patrona de la ciudad, y ¡oyes! para el recuerdo, ya se sabe, pero había un impedimento para hacer tal fotografía, y no eran los coches que pegaditos a las iglesias y subidos en las aceras, solemos dejar los turistas en todas las ciudades que visitamos, y que aunque me incluyo, lo hago por turista, no por dejar el coche de esa guisa, conste, que era otra cosa, una serie de gigantescos carteles mencionados al principio, explicando algo sobre las obras.

El primero de los carteles, de grandes dimensiones, anunciaba las obras de la iglesia, cuantificaba la cantidad a invertir por el Ministerio de Cultura, y el plazo de las obras. El segundo hacia lo propio, pero cambiaba la cantidad, y el organismo, que era el gobierno autónomo, a través de su consejería de cultura quien lo financiaba.

El tercer cartel, era del Ayuntamiento, que también colaboraba financiando parte de la obra, y citaba un convenio en tal sentido. La obra social de la Caja de Ahorros de la región también colaboraba, con una cantidad y su respectivo cartel.

No recuerdo en cual de ellos, ponía que la Unión Europea colaboraba con unos fondos de no se que, pero recuerdo que lo ponía.

Muy tranquilo, comencé a pensar en voz alta, que no solo había pagado una vez la entrada en la iglesia, no, la había pagado más veces, y que paso a enumerar:

La primera de ellas aquella que como europeo me corresponde.

La segunda contribuyendo con mis impuestos como español.

La tercera, la que me corresponde como miembro de la comunidad autonómica de donde radica la iglesia.

La cuarta la que pague de 3€ con la entrada.

Solo me libre de la del ayuntamiento, pero por los pelos, que se dice.

Si a esto le sumamos, que el párroco, cobra de los impuestos de los españoles un sueldo del estado, como si fuera un funcionario, pues es la leche.

Así que si me echo al listo de la cola, me lo como con patatas, en esos momentos.

De todas formas, esto es pecata minuta, que se dice, pero lo que duele es ver como se hace una Residencia de ancianos, con fondos de la Comunidad autónoma, de la Unión Europea, y la obra social de la caja regional, y van, y además, cobran una pasada a los ancianos por estar en ella, inaudito, cuantas veces hay que pagar las cosas en este país, llamado por cierto Reino de España.

Los impuestos de los “bolsones” llegan a veces a la vergüenza no de quien los recauda pero si de los quien los distribuyen, y para muestra un botón.

Yo voy a ver una película española, subvencionada por el Ministerio de Cultura, la comunidad autónoma en la que esta ambientada la historia, por la Televisión Publica Estatal, es decir TVE y por la publica Autonómica, con unas cantidades que a veces superan con creces el gasto de rodaje y pago de actores y técnicos, los cuales, al menos algunos de ellos, cobran “ligeramente” algo por encima de los 900 €, y después de todo ello, ¡que tienes que pagar entrada en el cine!, y a sabiendas que en un año te la van a poner en la tele, la primera de las 18 o 20 veces que la pondrán en la pequeña pantalla.

No crean que me olvide de las fotos, no. Algo entiendo de fotografía y las de las postales están hechas con flash, que lo sepan, lo cual hace pensar que la cosa va de puro negocio, y además, las cámaras digitales, en la actualidad, pueden hacer fotografías sin flash, que si bien no son para vender si son buenas para un recuerdo.

Por todo ello, y respecto a lo que relaté, no se molesten si les hablo de los impuestos de los “bolsones”, como reza el titulo, aunque esto es solo un botón de muestra, créanme, no se imaginan ustedes las subvenciones que reciben según qué organización, colectivo, etc.….”

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