Los incompetentes quieren que todos lo sean

Una camioneta de reparto de Amazon.
Una camioneta de reparto de Amazon.

Una noticia que entiendo de la mayor importancia, ha salido a la luz pública, y digo importante no tanto por sus resultados, que están por ver, sino por su significado. Me refiero al comunicado del sábado pasado de los ministros de finanzas y gobernadores de los Bancos centrales de los países del G-7, sobre su acuerdo para reformar el sistema fiscal global (nada menos, porque de eso se trata).

Recordemos que el G7, compuesto por Alemania; Canadá, Francia, Italia, Japón, Gran Bretaña y USA, se presenta a sí mismo como el único foro donde las sociedades más abiertas, influyentes y de economía más avanzada, se reúnen para debatir asuntos importantes. Los reyes del mambo para entendernos.

El comunicado, [1] un compendio de palabrería progresista que bien podría ser obra de nuestro Doctor Sanchez, o incluso del (momentáneamente) desaparecido D. Pablo Iglesias, empieza con la pretensión de “Construir una recuperación económica, mundial sólida, sostenible, equilibrada e inclusiva”, y no me negarán ustedes que promete, porque no le falta ninguno de los aliños habituales de la matata progre, como “sostenible”; “equlibrada”, o “inclusiva”. Echo de menos lo de “verde", “ecológica”, o “resiliente”, pero como comienzo no está mal. Claro que para compensar, unos párrafos más adelante se despachan con un “Esfuerzo transformador para abordar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”.

Por supuesto, no podía faltar una referencia a los más desfavorecidos y así, poco después señalan su “Apoyo continuo a los países vulnerables y de bajos ingresos” ¿Les suena?  Pues no, en esta ocasión no se refiere al derecho de los menos favorecidos a okupar su vivienda (el país ya lo hacen, y por oleadas), sino a algo más prosaico que les comento después de señalar que tras unas referencias a las desgracias originadas por el Covid, aseguran que se trata de “Dar forma a un futuro próspero y seguro para todos” y que la despedida del comunicado es enternecedora:

Trabajaremos junto con nuestros colegas de salud en la segunda mitad de este año, incluida la industria, para explorar propuestas para fortalecer los incentivos de mercado para el desarrollo de fármacos antibióticos para ayudar a abordar la resistencia a los antimicrobianos: la “pandemia silenciosa”.

Supongo que a estas alturas, después de enjugarse las lágrimas de alegría y agradecimiento, el lector se preguntará cómo conseguirán estos señores tan listos, ricos, guapos e influyentes tan beatíficas pretensiones, y como suele ser habitual en estos casos, la respuesta, hábilmente disimulada, se refiere al dinero y más concretamente a recaudar más, porque estos señores tan listos solo saben aplicar fórmulas de felicidad colectiva recaudando más y más, con el objeto de que todos seamos más y más felices.

El verdadero asunto es que como todo hijo de vecino, las multinacionales hacen todo lo posible para pagar menos impuestos, y del mismo modo que fabrican en los países donde les resulta menos costoso, se radican en aquellos países donde pagan menos impuestos, y naturalmente, esto molesta mucho a los países acostumbrados a brear fiscalmente a sus empresas. Es decir, las empresas no hacen más ni menos que lo que hacen esos deportistas, financieros o “influencers” que se radican en Andorra y últimamente en Portugal, para pagar menos al insaciable fisco español, intentando hacer bueno aquello de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo.

Aunque España no pertenece al G-7, porque no somos ni tan listos, ni tan ricos, ni tan guapos ni tan influyentes (más bien al contrario, porque hasta el moro nos vacila), la Sra. Calviño ha salido de inmediato en apoyo del acuerdo, alegando que con esta medida se acabarán los paraísos fiscales y habrá más dinero para combatir las consecuencias del Covid. Por cierto, que entre los malvados paraísos fiscales se cita generalmente a Irlanda, que como ustedes saben, cobra muy poco a sus empresas, a expensas de no proteger a  sus ciudadanos del Covid, aunque no estoy seguro de si es que se protegen ellos mismos, o es que la mayoría están muy ocupados trabajando en esas malvadas multinacionales, porque tienen una tasa de paro cercana a la plena ocupación, incluso con la pandemia.

Por resumir el asunto, lo que pretenden los reyes del mambo es que se acaben los paraísos fiscales, y que todos los países apliquen un tipo impositivo mínimo, que por ahora se fija en el 20% para las grandes multinacionales, con un mínimo del 15% para las demás, de modo que no haya donde acogerse para pagar menos, y todos podamos disfrutar de los beneficios de los infiernos fiscales que conocemos.

 

Creo que la medida es mala, porque castiga a los países austeros y eficientes que saben hacerlo bien, y en consecuencia, dan servicio a sus ciudadanos por menos dinero, igualándolos a los ineficientes dilapidadores y manirrotos. Como pueden ver, es otra versión de la aversión de la progresía a la meritocracia, pero aplicado a los países en vez de a los individuos, enrasando a todos al nivel de los menos eficientes, lo mismo que la enseñanza española enrasa a todos los estudiantes al nivel de los más tontos de la clase.

Pero es que además de mala, la medida es estúpida, porque se han olvidado estos lumbreras de que hay uno, al menos tan guapo, tan listo y tan influyente como ellos que no está en su selecto club y que es -creo- muy poco probable que les siga el juego, y me refiero a China. Uno de los argumentos es que las grande multinacionales deben pagar en sus países de operación en vez de en el sitio donde radican. Algo así como si las empresas catalanas y vascas tuvieran que tributar en cada provincia donde venden, en vez de en Cataluña o en Euskadi, pero dudo mucho que los chinos estén dispuestos a compartir con la Hacienda española, la parte de beneficios que obtienen cada vez que compro en Aliexpress o en Banggood, lo que por cierto, ocurre casi todos los días, debido a que las empresas españolas, no pueden ofrecerme los precios que obtengo de los malvados chinos.

En fin, como pueden ver la intención es buena, pero ya saben lo que pasa cuando los ministros de Hacienda o los directores de los Bancos centrales se preocupan de su bienestar: lo más probable es que le proporcionen muchas noches sin dormir y que le roben la cartera por su bien, por supuesto.

Saludos cordiales y no se alegren demasiado pensando que las malvadas multinacionales no van a tener dónde esconderse, o que la Calviño va a tener más dinero para gastar, porque puede ocurrirles lo mismo que a los ilusos que se alegran de que les suban los impuestos a los Bancos.

[1]  https://www.g7uk.org/g7-finance-ministers-and-central-bank-governors-communique/

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