Sí a la justicia y no a los indultos

Los presos indultados posan con una pancarta y una estelada. Foto Kike Rincón / Europa Press.
Los presos indultados posan con una pancarta y una estelada. Foto Kike Rincón / Europa Press.

El problema nacionalista en España es una realidad. Cada vez más beligerante y abrupto en sus deseos y a la vez, totalmente insaciable. El nacionalismo ya no solo elude la responsabilidad moral de amar la patria donde ha nacido y a todas las señas de identidad de la misma, sino que lleva bastante tiempo creando un conflicto social en cada vez más zonas del territorio nacional, como por ejemplo, Cataluña, el País Vasco, Valencia y Galicia. Concretamente en estos días y tras el anuncio de la concesión de los indultos por parte del ejecutivo central, el conflicto en territorio catalán se está agravando y la disyunción de este pueblo crece por momentos.

El indulto se define como medida especial de gracia por la cual la autoridad competente perdona a una persona toda o parte de la pena que había sido condenada en virtud de una sentencia firme.

El consejo de ministros ha aprobado este martes los indultos a los condenados por el Juicio del “Procés”. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez ha comparecido en la Moncloa en una declaración institucional para anunciar la medida. Esta decisión, implicará la excarcelación de los nueve líderes independentistas a los que el Tribunal Supremo condenó por sedición y malversación en octubre de 2019,  a penas de entre nueve y trece años de cárcel.

Llama notablemente la atención como un gobierno puede perdonar una pena personas condenadas en virtud de sentencia firme, y llama aún más la atención como lo pueden hacer a personas que no muestran arrepentimiento de sus actos y que reincidirán en las mismas actuaciones por las que fueron condenados, enmascarándolas como si fueran democráticas y exteriorizando actitudes victimistas como por ejemplo una paradójica y falsa opresión.

Por mucho que el gobierno central se empeñe en que este acto favorecerá la concordia del país, -precisamente la del territorio catalán-, y minimizará la crispación en el espectro político, puede comprobarse que esto es totalmente falso y así lo delatan numerosos líderes independentistas carentes de escrúpulos, como por ejemplo el actual presidente de la Generalidad de Cataluña, P. Aragonés “queremos la amnistía y la autodeterminación”, o también dos personas que se beneficiarán de estos indultos, como R. Romeva “Salimos a trabajar por la libertad, la amnistía, la autodeterminación y la república” o incluso el mismo O. Junqueras que sostenía que “Los indultos muestran la debilidad del estado” –del que ellos paradójicamente llaman “estado español”-.

Claramente, esta medida se toma con el propósito de beneficiar la continuidad del gobierno central ya que gracias a los indultos, obtendrán los votos necesarios de las fuerzas separatistas para proseguir en el ejecutivo. No debe quedar exenta de mención la gran campaña mediática que el ejecutivo está llevando a cabo, siendo la máxima jerarquía de esta I. Redondo, el cual es el responsable de aderezar la concesión de los indultos prometiendo a los españoles el alcance de una falsa concordia mediante una medida sin garantías de lograrla, además  de llevar a cabo un proyecto de reemplazo de “portadas” con el fin de ocultar los indultos,  en el cual se anuncia nuevas medidas sanitarias, como la supresión de mascarillas en el exterior en las mismas fechas que se conceden los indultos. ¿Querrán enmascarar los indultos o indultar las mascarillas?

Para conceder un indulto, como se recoge en el artículo 62 de la Constitución Española, se requiere la firma del monarca pero, ¿Puede acaso Felipe VI negarse a firmar los indultos? Este artículo de la Constitución (62), alude en el apartado “i” que entre las funciones del rey, está ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales. Por ello, es el Rey quien puede ejercer el derecho de gracia. Eso sí, con arreglo a la ley. Tras la aprobación de la medida (la concesión de indultos) por parte del Consejo de Ministros, a propuesta del titular de Justicia, el rey tendrá que firmar los indultos. Este apartado es muy importante ya que además de los objetivos políticos que el gobierno tiene previsto alcanzar mediante el indulto, se encuentra debilitar nuestra monarquía parlamentaria y la figura de su Majestad el ReyFelipe VI. Lo harán creando una gran corriente de opinión que predique que el Rey se mantiene sumiso a las decisiones del gobierno, manteniendo una actitud de seguidismo en un asunto de esta envergadura. Cuando realmente lo único que está haciendo es cumplir la ley y situarse en el marco de competencias otorgadas al Jefe del Estado.

Finalizo la cita, pidiendo al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en primer lugar que no politice la justicia y deje a la misma desarrollarse en consecuencia a los códigos jurídicos y legislativos establecidos, ya que de no ser así se estaría debilitando ya no solo el poder legislativo sino la democracia española. En segundo lugar, le pido que escuche con mayor atención las declaraciones de sus predecesores, como por ejemplo F. González el cual ha mostrado su negativa a los indultos o A. Guerra, el cual ya no solo se ha mostrado contario a los indultos, sino que ha hecho un inciso sosteniendo que estos son ilegales. Y por último que predique los principios que cualquier político con sentido de estado debería tener: respeto al orden constitucional, penar a cualquiera que asalte la Constitución, España es una nación única e indivisible y por último, la justicia es un órgano independiente al gobierno competente.

En último lugar, deseo que el Rey mantenga el buen criterio que ha demostrado hasta ahora y tome las cartas necesarias en este asunto en función de sus competencias y del beneficio del país. Además espero que impida mediante todos los medios que nuestra concordia y soberanía nacional se expendan a aquellos que asaltan nuestra Carta Magna del 1978, deslegitiman la monarquía y sin escrúpulos y argumentos objetivos muestran su fobia a España y a sus habitantes, especialmente a los disidentes de sus dogmas de ruptura.

 

Me solidarizo con el pueblo catalán que está sufriendo las consecuencias del delirio nacionalista y de un gran error político, además de una inmensa humillación. Por ello, les envío toda mi fuerza y apoyo.

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