La granja hoy

El reciente y desinteresado apoyo de Bildu al PSOE evoca la divertida anécdota en que una pareja de la G. Civil sorprende a un ladronzuelo atravesando el monte con un cerdo a su espalda. A la pregunta ¿dónde lo robaste?, el ladronzuelo sorprendido exclama: Baja de ahí gocho. ¡¡Se ha subido solo!!

Fueron "Rebelión en la granja" de George Orwell, y "Sinuhé el egipcio" de Mika Waltari las primeras lecturas importantes de las que tengo noción, con enorme impacto entonces de la segunda, pues la primera fue para mí una especie de cuento que transcurría en una granja donde los animales hablaban y actuaban como las personas.

Pasaron años para entender porque Orwell describía a modo de alegoría, "entonces posiblemente obligada" situaciones donde son cerdos los protagonistas, animales estos que se regodean en sus propias heces, hoy las mentiras de una trama que emula lo peor de la condición humana.

Es el caso de Napoleón, jefe de la piara y PRESIDENTE de la granja, tirano al que el ejercicio del poder evidencia su condición totalitaria. O de Chillón, poderoso segundo y ministro de propaganda, orador tan convincente como mentiroso quien con la colaboración de otros cerditos subordinados consigue que, entre todos, la situación adquiera extremos de enorme vileza.

Este inicial comentario de texto sobre la corta novela de Orwell me hace volver de nuevo a la novela de Waltari que, como indicaba al principio de este artículo, tanto me impresionó en mi juventud. 

En la misma, el protagonista busca la redención por sentirse culpable del suicidio de sus padres en lo que se conocía como "Casa de la muerte" y en la que trabajó junto a funcionarios, mejor decir parias despreciados, que preparaban los cadáveres para su posterior marcha al Valle de la muerte.

Describía en definitiva el proceso que podríamos definir de cultura de la muerte que por desdicha hoy sirve como símil inverso que confirman los hechos de un gobierno apoyado por sus aliados, en labor de redención o mejor blanqueo de ETA a través de Bildu, marca política heredera de dicha organización terrorista a la que también podríamos denominar como "casa de la muerte-2" para inocentes que nosotros enterrábamos, lo que solo puede entenderse por el ansia de paz y perdón que anida en el alma generosa del PSOE y fundamentalmente de su PRESIDENTE.