El laberinto sellado del Tripartito

Hoy, el juego de llaves toca a su fin, parece ser que la del agravado Montilla ha encontrado su par para el trío en las de Carod y Saura, dejando al linajudo Mas en la vertical de Piqué, es decir, en la nada.

Hace unos días, los minotauros, próceres todos ellos de la magna Cataluña, paseaban inquietos por los enlosados pasadizos del laberinto. No en vano se estaba consumando el sacrificio, y con él la suerte del reparto que abriría para algunos de ellos, las palaciegas puertas de tan mitológica como laberíntica patria.   Anteayer, llave en mano, se aprestaban a muñir pactos, a mercadear adhesiones, a comprar y vender, en definitiva, voluntades, la de ellos y con ellas las de sus electores. Nada fuera del poder les importa, nada que no sea coparlo tiene trascendencia o entidad suficiente, lo nombraran eso sí: responsabilidad, compromiso, encargo, estabilidad, gobernabilidad... Se referirán a él sin nombrarlo y no por temor sino porque su vergüenza se llama malicia.   Hoy, el juego de llaves toca a su fin, parece ser que la del agravado Montilla ha encontrado su par para el trío en las de Carod y Saura, dejando al linajudo Mas en la vertical de Piqué, es decir, en la nada.   El laberinto ha permanecido abierto y como tal expuesto, urge pues sellarlo, no para abandonarlo o demolerlo, sino para prolongarlo hasta el infinito de su ambición, porque en el desencuentro a que éste nos aboca hallan ellos, dioses menores, su poder.   Dentro está "el Teseo" Albert Ribera (de Ciutadans), en su mano el hilo que le entregara la "Ariadna" libertad, y con él nuestra esperanza.

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