Libertad y virtud

Foto de la navaja enviada a Reyes Maroto (Foto: Eduardo Parra / Europa Press).
Foto de la navaja enviada a Reyes Maroto (Foto: Eduardo Parra / Europa Press).

El affaire de los cartuchos enviados por correo y los teatrales e impúdicos mohines de impostado pavor de los más importantes "intérpretes" de la política actual dan la medida de su infinita falta de pudor y desvergüenza.

La investigación puesta en marcha pone de manifiesto un asunto del que posiblemente no seamos del todo conscientes, lo que conocemos por "libertad y libre albedrío" que ya San Agustín establecía como conquista por méritos que no por necesidad y siempre con libre voluntad como soporte del orden moral". ¿Claro?

Consciente de no tener más bagaje que los años y romo en cuestiones filosóficas, entiendo puedan resultar pretenciosas estas reflexiones donde solamente encontrarán preguntas, pero ninguna conclusión.

Explicaba un inspector de Policía en TV los medios previstos para determinar la autoría, ello con empleo de tecnologías de seguimiento electrónico y de comunicaciones consistentes en cámaras urbanas capaces de determinan y grabar en intervalos de tiempo muy ajustados, la imagen de quien o quienes introdujeron los sobres con los cartuchos en el buzón de Correos, todo complementado con el cruzado de la señal de sus teléfonos móviles a modo de las bolitas de pan del conocido cuento de Pulgarcito, que les conducirán hasta los "malos".

Y esta es la cuestión:

¿Es libre un ciudadano al que se coarta la mínima posibilidad de cometer un hecho delictivo o mejor, podemos considerarnos libres en un mundo con la tecnología adecuada en que se nos obligará a ser virtuosos, casi al punto de la santidad?

Entiendo desearíamos un mundo mejor, "pero hasta el momento" la opción ha sido el aprendizaje o la cultura, también coercitivos, marcando líneas de comportamiento y límites establecidos en el tablero de la convivencia con " medidas durísimas a quien se saliera del mismo".

Han transcurrido muchos años que Aldous Huxley en su obra "Un mundo feliz" describiera que la tecnología, las drogas y la manipulación de las emociones darían lugar a una sociedad "perfecta" por eliminación de la maldad de los ciudadanos normales, en tanto quedaba establecida y aceptada la "bondad" de quienes detentaban el poder.

¿Hablaba Huxley de una sociedad sometida a un totalitarismo refinado en las formas, pero temible en los hechos?

 

Solamente pensar que el libre albedrío podría quedar cercenado al ser concebido, en el embarazo ya avanzado o incluso en el momento de nacer, para así evitar su desagradable eliminación una vez crecidos, debiera ponernos en guardia.

Quede claro no soy iluso pretendiendo confrontar “orden con libertad”, ello mientras sea legítimo el ejercicio de la violencia por parte de un Estado en el que sus "apoderados" hayan sido elegidos en “auténtica libertad”

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