El licenciado vidriera

El licenciado vidriera

El licenciado vidriera, narración incluida en las Novelas ejemplares de Cervantes, cuenta la singular locura, debida a un hechizo, que sufre su protagonista, Tomás Rodaja, quien se cree hecho de vidrio.

El licenciado —que evita que le toquen para no romperse— pasa sus días recorriendo las calles de Salamanca, respondiendo con soltura a preguntas de gran dificultad.

Duerme al aire libre —excepto en invierno, cuando se resguarda en un pajar—, come de la caridad y atesora sagaces dichos.

Tras dos años, un religioso consigue curarlo. Lo paradójico es que ahora, una vez que ha recobrado el juicio, nadie le escucha.

Los paralelismos de esta novela con el Quijote son más que evidentes. Ambos personajes son hombres de letras y de armas. Ambos enloquecen y ambos recobran el juicio para, de un modo u otro, morir.

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El choque entre idealismo y realidad está presente en ambas ficciones. Y aunque la evolución y causa de la locura es diferente en sendos casos, la conclusión viene a ser la misma.

Ambas no dejan de ser, igualmente, una clara sátira social. Si bien el Quijote, por supuesto, es mucho más que eso.

¿Cuántos quijotes y licenciados vidrieras no provocarán hoy, también, los peculiares aconteceres de nuestro actual devenir?