MADE IN MONCLOA

La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Isabel Celaá.

París siempre había sido nuestra coartada. Cómo decir que, en el caso más ortodoxo, los niños se crean en una cama. Siempre fue más cómodo asegurar que era la cigüeña —bendita e inesperada cigüeña— la que los traía, envueltos en pañales, hasta el envolvente calor del hogar.

Sin embargo, la perpetua coplilla aparentemente inquebrantable ha sido aniquilada por contadas onomatopeyas. La máquina ivanredondista de la "paridad" lleva años, digo ¡Milenios! creando minúsculos socialdemócratas en potencia.

Y ha sido la trapecista Celaá, siempre al borde del equilibrio, siempre en el limbo de lo inenarrable, quien ha confesado la estafa paritoria. "Los niños no pertenecen a los padres", ha musitado con cierta tranquilidad. Claro, que a su vera sonreían las Monteros.

Y es que los niños no son de los padres, oigan. La sombra de la matria española es alargada. Cubre, con su manto estatalista, la doctrina de los niños por doquier.

Los próceres de Moncloa predican desde el ambón libertino las virtudes de su propuesta, que en vez de acallarla, la vociferan con inmortal moralidad.

Vídeo del día

Detenida en Madrid una kamikaze borracha y
con un kilo de cocaína en el maletero

 

Veremos si la jurisprudencia da la razón a los padres o si simplemente calla, y otorga.

Pablo Mariñoso de Juana.

Estudiante de Bachillerato