Notas sobre fundaciones mayorazgos y beneficencias sacerdotes valles de Ricote, Siglo XVIII

Religión.

Los padres de este jesuita no utilizaron el don en su testamento, ni tampoco nos consta que Alonso López Molina, su padre, fuera alcalde ordinario ni regidor de ojos, aunque tuvo un patrimonio suficiente para dar bienes a sus hijos e hijas al casar, que figuraron después como adelantos sobre la legítima, lo que permite presumir que se tratara de familia pudiente, aunque sin plena seguridad.

Según el profesor don Antonio Domínguez Ortiz: “Los jesuitas reclutaron desde el principio lo mejor de sus tropas en medios sociales elevados. Recientemente el P. Constancio Eguía reprochó con cierta acritud a Coster decir que el padre de Baltasar Gracián era un hidalgo pobre. “Ignora el buen señor que entonces las religiones (y de la Compañía de Jesús lo aseguramos con doble aseveración) se nutrían a menudo con lo más granado de los pueblos. Apenas, ha insigne jesuita de aquellos tiempos que no perteneciese a la hidalguía no sólo más entonada, sino más adinerada”.

Sabido es también como la Compañía evolucionó en materia de limpieza de sangre, desde la postura abierta y liberal impuesta por su fundador, a otra de cerrado exclusivismo, conformándose en esto a lo que era entonces una corriente irresistible de opinión que fue arrastrando a todas las órdenes, empezando por la de los jerónimos y siguiendo por las demás, pues aunque no todas formularon expresamente estatutos de exclusión contra los notados de sangre infecta, en la práctica acabaron reprochándoos. Algo parecido podría decirse de Don Tomás López (Poveda) Molina y Banegas, pues eran sus cuñados don Alonso Banegas Roxo, regidor de Ojós y administrador del pósito de la Encomienda de la Orden de San Juan de Archena, que compraba todo el trigo necesario en el Almudí de Murcia, y don Jerónimo Banegas López, su sobrino e hijo del anterior, alcalde ordinario, emparentados con los regidores López Poveda y López Suárez, de Villanueva del Río Segura. 

Por lo tanto, la condición social del jesuita, que podía ser destacada en el Valle de Ricote, quizá no desentonara en el Colegio Imperial de Madrid, donde había de todo.

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