El paro: esa canallada

La constitución afirma que los españoles tenemos el derecho y el deber de trabajar.  Sin embargo en España, ya son más de dos millones seiscientas mil los parados.  El paro empuja a la gente a la marginación y a mendigar la indigna ayuda o la subvención.  Y los inmigrantes no están mejor:  existe un auténtico mercado de esclavos seleccionados desde los países empobrecidos para posteriormente, etiquetarlos legalmente en Europa según las necesidades del mercado que decide cuántos inmigrantes necesita, en qué trabajos, de qué países…

La Unión Europea ha aprobado una Directiva que permite ampliar la jornada laboral máxima a 65 horas semanales.  Supone legalizar la esclavitud laboral que ya existe. Hoy Europa es más insolidaria que ayer.  Exijamos a nuestros políticos que se tomen las medidas necesarias para que los países enriquecidos dejemos de robar a los países empobrecidos, para que nadie se vea forzado a emigrar y a poner en peligro su vida.  ¿Cómo juzgará la historia a nuestro continente, que teniendo los mayores medios tecnológicos de toda la historia, pone sus esfuerzos en blindar sus fronteras para que no lleguen los inmigrantes o si llegan, devolverlos o matarlos por el camino con rutas cada vez más largas…?

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