¡Peligro, niños en construcción!

Colegio.
Colegio.

Con el actual gobierno de España hemos llegado a la mayor barbarie de nuestra historia conocida: la barbarie desatada contra bebés, infantes, niños y púberes.

Los bebés interrumpidos, cortados en su delicado proceso de completar una maravillosa criatura humana, más humana que sus verdugos abortadores. Lo saben, lo deciden y lo interrumpen: asesinato consciente y premeditado.

Los infantes a la escuela. Ya van muchos, pero quieren que sean todos. La escuela para infantes es similar a la cárcel para delincuentes.

La educación de infantes no es algo escolar, ni nada parecido. Hay otras formas, otros medios, otras vías para educar niños, ayudando a los padres, acompañando el prodigioso instinto infantil de explorar, captar, moverse, experimentar y desarrollarse. Escuela para coartar, alienar, hacer “nosotros” antes de que tengan un “yo”, antes de que encuentren el “tú”; así son difuminados en el “vosotros-nosotros” diluidos en la masa maleable, anodina, manejable para lo que sigue.

Y lo que sigue, con niños y púberes, es el adoctrinamiento ideológico que imponen las leyes que dictan ideología generi-progre a todas horas, en todo lugar, de forma transversal, que no quede rincón escolar que se libre. Nada hay más bárbaro para destrozar niños, romper personas en edad de construcción personal y social. Todo porque quieren conseguir mentes confusas, inquietudes destructivas; justamente en los periodos en los que el aprendizaje requiere ambientes libres de estrés. Para ello, introducen confusión, inquietud, inseguridad y duda, están castrando personalidades y deformando el aprendizaje que siempre es corporizado. Si los cuerpos son difusos, líquidos y volubles, ¿cómo será su formación, su personalidad, sus aprendizajes? ¿Cómo enraiza el saber en un cuerpo líquido y difuso, en una mente confusa, confundida con ideología y sin equilibrio?

Está claro, el crimen y el terror instalados en nuestra sociedad con el único fin de imponer la ideología destructora de la política totalitaria que utiliza el arma leyes para reducir vida, limitar libertad, imponer disforias, someter voluntades, anular pensamiento, ideas y creatividad. Se trata de producir peleles disfóricos que, en su liquidez difusa puedan ser masivamente hormonados sin criterio médico, científico o meramente razonable.

Castración por imperativo legal con amenazas a padres y profesionales que quieran ayudar a hijos, a niños, a púberes y adolescentes. Padres y profesionales que aman a esos niños, que buscan librarles de que les impongan ataduras, ideologías destructivas y disforias inducidas. ¡Prohibido por leyes, amenazada esa mano salvadora, encerrada esa persona protectora! La tiranía gobernante lo castiga severamente, como corresponde a su absolutismo ideológico.

Ideologizar a niños, prepararles para que adopten el radical género de vida LGTBIQ+, significa saltarse TODOS los principios, los derechos y las necesidades de su identidad.

“La función es posterior a la estructura”, es un principio absolutamente elemental; pues bien, niños empezando o a medio construir su estructura como personas, son inducidos, presionados y forzados a realizar y compartir funciones.

 

Eso hacen los programas de género en escuelas infantiles y de primaria.

Eso llevan en sus sucias manos los ideólogos que se prestan a deseducar en escuelas impulsados por la gobernanza, despistados por direcciones de centros e ignorados por la gran mayoría de los padres.

Eso se quiere imponer a todo enseñante, educador y profesor, incluso con serias amenazas; pero solo si se deja o se acobarda ante normas contra-derecho.

El enorme, inmenso problema social, familiar, profesional y personal, es que AHORA LOS NIÑOS NO ESTÁN SEGUROS EN LA ESCUELA.

Además, se están consiguiendo más niños rotos, más disforias, más facilidades a los pederastas, más desorientación y confusión, más personalidades disfuncionales, más retrasos escolares, etc. etc. ¡¡Gran éxito educativo!!

Hay políticos, hay lacayos de políticos y hay colectivos que son auténticas aves de rapiña; se afirman aniquilando, o haciendo como hizo Eróstrato, que quemó el templo de Efeso para hacerse famoso. La puerilidad y estulticia de ciertos adultos en posiciones de mando, son infinitas en su ignorante y maliciosa barbarie. Se han acogido a una ideología, contradictoria en esencia, para suplir su total carencia de ética, de razón, de conocimientos, de honor, de valor, de autoestima y de humanidad. Demasiadas carencias para que ofrezcan un mínimo de sentido social y político; mucho menos educativo.

Solo nos cabe combatir denodadamente desde la escuela misma, los padres, los directores, todos los enseñantes y profesionales; con mucho sentido común, con coraje y con una única idea en mente: la defensa de los niños, que los niños no sean ideologizados delante de sus narices, que no sea destruida la labor educativa familiar y escolar. Las remozadas leyes y normativas van encaminadas decididamente a ello. ¡Salvemos a los niños!

Esto es un llamamiento directo a que la escuela, director al frente y con el apoyo decidido de los padres, se rebele contra la legislación y los colectivos ajenos al estamento profesoral. Negación total a que se entrometan, se inmiscuyan con des-educación de los escolares que están en proceso de educación formativa, de aprendizaje y de humanización. ¿O es que los maestros no creen en su trabajo? ¿Tienen que venir a la escuela ignorantes des-educadores a rectificar su labor?

Ese inmiscuirse es absolutamente perjudicial y totalmente detestable en los procesos educativos, dado que es directamente adoctrinamiento ideológico.

Todo este tema es de absoluta responsabilidad del director de cada colegio y control de los padres. Las administraciones no tienen nada que decir ni hacer ahí.  

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