“Piolines”: Oportunismo político frente al sentido de estado

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.

Es obvio que Estado y Gobierno, pese a dar la impresión que son términos análogos, -en cuanto a que cada gobierno sucesivo, ejercería las funciones  de ese ente político y social que representa la nación en conjunto como entidad propia-, en realidad, no es exactamente así, puesto que los gobiernos, tienden más a buscar sus propios intereses particulares, resultado de su programa electoral y consecuentes votantes,  que les permite acceder y ejercer el poder.

  Obsérvese que nuestra Constitución, en su Título Preliminar, lugar donde radican los principios y valores, habla de Estado social, democrático y de derecho, y que la forma política del mismo, es la monarquía parlamentaria (Art. 11º y 1.3º),” no dice gobierno”. El gobierno de turno, expresaría ese pluralismo político de la voluntad popular como participación política, con el único límite del respeto a la Constitución y a la ley – Art. 6-;  eso que los políticos separatistas no acaban de entender, y menos digerir, pese al mandato imperativo de acatarla según  el Art. 9.1º: “Los ciudadanos y los poderes públicos, están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”, y que vuelve a reiterar el Art. 53. 1º,  razón por la que siempre digo, que el triste espectáculo de Cataluña, en pleno S.XXI, es un problema de “analfabetismo jurídico” de unos delincuentes disfrazados de políticos, donde mucho tuvo también  que ver,  la actitud de los sucesivos gobiernos en no explicar como asignatura lo qué es, para qué sirve, y cómo se cambia una constitución, síntoma de la falta del clásico sentido de estado, del cual peligrosamente se están desligando  y alejando, buscando unos fines propios, que no se corresponden precisamente con el interés general y  al que se deben por imperativo  mandato constitucional.

  Obsérvese que la Constitución, a continuación de los principios y valores, y después de definir quiénes son españoles y extranjeros, pasa a exponer en el Cap. II,  los derechos fundamentales (Arts. 14 a 29 y 30.2) de especial protección al Tribunal Constitucional; y los demás derechos de la Sección 2º (propiedad, trabajo, libertad de empresa, salud, seguridad social…) de protección ordinaria, y que no gozan de tal especial recurso de amparo, al ser derechos “subjetivos” que dependen de la capacidad económica y voluntad  política, y que no obstante, aun así,  están protegidos también por el recurso de inconstitucionalidad, pero con diferente nivel de legitimación activa para instarlos  (partidos políticos…). Esos derechos,  que son precisamente, los que no saben diferenciar los Podemitas y otros extremistas de la izquierda;  por ejemplo, en cuanto al derecho de propiedad del Art. 33, 1º y 3º, pues tienen más predilección por el  apartado 2º, la “función social”, por lo que simplonamente, ya entienden que ello, ya basta para expropiar  o limitar el libre mercado de los pisos sin, o con mínima indemnización, o imponiendo precios máximos al alquiler  cuando garantizar el derecho de vivienda, sería una obligación exclusiva del estado como hacen los países de nuestro entorno),  actitud a la brava, a la que por inercia están arrastrando peligrosamente  al PSOE., sin darse cuenta que ello crea una intolerable inseguridad jurídica,  que cuestiona  uno de los pilares básicos del Estado social pleno y democrático de derecho del Art. 1

  Continuando con la diferencia entre Estado y Gobierno, el Título II, al regular la Corona, ya indica en el Art. 56, que el rey es el Jefe del Estado, símbolo de la unidad, y árbitro del funcionamiento institucional. En otras palabras, es la cúpula del cimiento del Estado, por lo que no es extraño, que los grupos antisistema y separatistas añoren destruir esa  bóveda de los pilares como principal institución que representa, y que justificaría plenamente el discurso en su día contra los secesionistas del 1-0.

  Obsérvese también, que solo después de regular las Cámaras legislativas del Congreso y Senado y la elaboración de las leyes, incluyendo los referéndums para decisiones políticas de especial transcendencia (Art. 92.1º), -que obviamente incluye la primordial integridad territorial del Art. 2- propia de un Estado soberano, el cual,  requerirá la convocación de “todos” los ciudadanos, -entiéndase lógicamente españoles  (sistema de vasos comunicantes, y no estancos como pretenden los anacrónicos “separalistos”), y solo después de regular los Tratados internacionales en el Cap. III, es cuando finalmente se regula en el Cap. IV “ el Gobierno y la Administración”.

  Esta ubicación, no es caprichosa, y obedece a una escala de principios y valores e incluso recelos, pues dichas instituciones deben someterse al imperio de la ley establecido previamente en un “statu quo” internacional, con lo cual, esta posterior regulación gubernamental es muy significativa y que se podría interpretar, que es precisamente  en base a ese previsible subjetivismo propio de los partidos de turno de acceden al poder. Prueba de lo anterior, por ejemplo, como otra legitima  opción política, sería la diferente regulación del Código Penal hasta la reforma socialista, donde anteriormente, por reminiscencia franquista, empezaba  por  primar la  protección de la propiedad frente a la persona, aspecto que con dicha reforma, fue lógicamente alterado, acorde a esa nueva escala de valores de una sociedad democrática.

  Apréciese, que hablamos de sentido de estado, y no razón de estado, puesto aunque son términos un tanto indeterminados, lo primero debemos asimilarlo más bien a legalidad, prudencia, pericia y responsabilidad en el ejercicio del poder acorde a los intereses del país; mientras que razón de estado, término acuñado por Maquiavelo, sería lo inverso con connotaciones más bien negativas y nefastas como la historia nos tiene enseñado, que encubriría desde el crimen, métodos poco éticos, pragmatismo…

  Pues bien, la reciente expresión del Presidente del gobierno, achacando negativamente al PP., que mandaron los “piolines” para el 1-0, mientras al contrario, él trajo la selección española, sería un ejemplo plástico de todo lo relatado anteriormente, del por qué ese concreto  orden constitucional de los capítulos constitucionales, en ese claro recelo a la posible utilización partidista-populista del poder, cuyo máximo responsable actual, en aras a hacer viable la continuación de una peculiar y atípica legislatura con dependencia absoluta de unos socios, cuyo único objetivo digámoslo claro, es destruir a España, y donde lo único que  les une en su clásico anarquismo  antisistema, -hasta la saciedad históricamente demostrado,  es el odio común a la Constitución, que paradójicamente es la que precisamente les legitima  en sus cargos y les permite esos desproporcionados e inmerecidos ingresos, permitiéndoles por ende, hacer lo que más  les place, humillar al resto de españoles a la más mínima ocasión, pero como si programado karma fuese, vienen obligados regir los timones del Estado en una mínima exigida pericia, en un rumbo previamente trazado, que no permite esas derivas y escorarse románticamente, que tanto les emocionan de sus particulares y delirantes hojas de ruta, verdadera empanada mental, donde han superado todos los récords.

 Lo que es lamentable, es que el propio  Presidente, de forma innecesaria,  asuma el lenguaje degradante con el que precisamente pretendieron ridiculizar los separatistas  a los cuerpos y fuerzas de seguridad, -aspecto que ya no es la primera vez que acontece y cuya explicación podría estar perfectamente en el “síndrome de Estocolmo”-,  más con unos servidores públicos que con riesgo personal, vinieron a defender el estado de derecho en el mayor atropello constitucional internacional en pleno S.XXI, resultado de la acción de unos auténticos temerarios tiranos de libro, quienes aprovechando precisamente sus potestades legales delegadas por la propia Constitución, engañando y manipulando al pueblo con una supuesta libertad de expresión inexistente y extralimitada en cuanto a “límites” y “limitaciones” implícitos que como cualquier otro derecho fundamental debe respetar. Cuerpos de seguridad que fueron perseguidos, agredidos, insultados, denunciados, todo ello, en un patético espectáculo que hizo abrir los ojos al mundo de ese peligro siempre latente de los nacionalismos de clásica histórica solera sangrienta.

 

  Pero es más, pues faltando a la verdad y realidad existente, era obvio, que la solución en ese momento no sería precisamente traer la selección española para solucionar el casos social  y político que estuvo a punto de desembocar en auténtica tragedia, tal vez, entienda el Sr. Presidente,  que ¡debería venir Santa Claus a repartir unos caramelos!. El gobierno y la administración, están sometidos afortunadamente, no solo al derecho, sino también a la lógica, a la razonabilidad en suma como principio básico para resolver cualquier mínima cuestión, evitando así la arbitrariedad. Si es verdad, que en los actuales populismos, a los líderes se les permite, como si barra libre fuese,  ir contra la misma lógica humana, lo  cual, si va bien para  la masa ideológica visceral embriagada que les acompaña en cierta medida,   no deja por ello, de ser un atropello a la verdad y a la mínima inteligencia humana de los no alineados. ¿No tuvo análoga o idéntica responsabilidad el PSOE como el PP en todo ello con las clásicas cesiones a los nacionalistas en la práctica totalidad de la transición?. ¿O es qué como los separatistas, se pretende juzgar los efectos en vez de las causas como intentaron ingenuamente estos ante el T.S.? pues recuerden que algún primer espada defensor, pretendía sorpresivamente, como en el mundo de Alicia,  centrar exclusivamente toda la atención  en juzgar las cargas policiales, ignorando con ello el propio chocolate del loro, conforme el uso de la fuerza en democracia, se delega al poder legítimo, ejercicio que no era agresivo, sino defensivo y ponderado, pues era precisamente en este caso el Estado el atacado, por no saber o querer deslindar el agresor un concepto tan básico como la democracia directa frente a la indirecta imperante en el “statu quo” internacional. Otros, aún más agudos, ¡pretendían centrarlo, no se lo pierdan en el ejercicio exclusivo del  derecho de reunión!

  Mucha tinta requeriría esa falta general de sentido de estado, que no excluiría en absoluto tampoco al PP en cuanto a no apoyar al partido más votado,  para evitar así, ver campear a sus anchas a los enemigos de España, permitiendo entronizar  con ello el cáncer en la principal institución, al permitirles cogobernar y dirigir los propios  destinos del país, precisamente los ex etarras o  a los ex presidiarios de una autentica sedición sentenciada, cuyo principal objetivo notoriamente manifestado es que “ lo volverán a hacer”, todo ello, después de un improcedente” indulto” que incluso hacían que rechazaban, para exigir otra prohibición constitucional expresa :l “la amnistía”, lo cual sería equivalente a legitimar precisamente sus delictivos gravísimos  actos; cuando realmente lo que procedía era aplicarles plenamente la norma de conducta de Kelsen y el imperio de la  Ley, que no quieren asumir, aunque como niños, en realidad la piden a gritos, sin que ningún dirigente con sentido de estado sepa aplicársela en un claro titubeo de pulso.

  Es un tema complejo y extenso  sin duda reflejar las continuas reiteradas faltas de sentido de estado del bipartidismo reinante en la transición, pero hay una caricatura de cuatro dibujos que lo resume históricamente de una forma perfecta, de hecho, es la mejor síntesis grafica  de lo sucedido: en ella se ve un recién nacido “dragoncito”, que posteriormente “alternándose”, lo van alimentando tanto Felipe González, Aznar y  Zapatero, encontrándoselo finalmente a su vera, -ahora de tamaño gigante- un diminuto Rajoy,  al que los precedecesores le ponen la vestimenta  y  casco de caballero, dándole una” lanza en ristre “para enfrentarse al monstruo, mientras el sudor del  afortunado del torneo, le corre inexorablemente por su rostro. Pues lo dicho, quien éste libre de pecado……, pero que al menos,  no pretendan  ofender  la mínima inteligencia  humana en cuanto a la causa y efecto, pues para teatro, ya tenemos infinitas obras como “el mercader de Venecia”, aunque somos conscientes que el propio mundo, es puro teatro como diría el bueno de Calderón, y cada uno hace su feria según su supuesta ética e interés, o apoyándose en aquella máxima de “yo soy yo, y mis circunstancias”,  pero no por ello debemos traspasar ciertas líneas rojas de respecto a la  dignidad propia y ajena.

  Si miramos la hemeroteca, apreciaremos un Sr. Mas, que deseando ser más, en ver de irse a Sevilla, intentó llegar a Ïtaca. Craso error, pues  al volver, se quedó en “ menos” y sin “silla”, pues los extremistas se la arrebataron. No solo eso, además finiquito temerariamente su propio partido con su temerario actuar. No es nada novedoso, siempre ocurre igual. Tuve la gran suerte de tener en mi despacho el traductor de español de Mao, y al tener su difícil confianza, típica del recelo chino y su edad, le formulé la gran pregunta que haría la delicia a cualquier historiador:  ¿Mao, estaba complacido con la contrarrevolución? La respuesta fue tajante: “No, se perdió el control, y los líderes locales hicieron verdaderas atrocidades que él no justificaba en modo alguno”. Eso es lo que suele pasar por sembrar vientos los timoneles.

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