El polémico artículo VIII de la Carta Magna

Estimado Director: Eclipsar el discurso del Rey en la Pascua Militar, por parte del teniente general de Ejército José Mena Aguado, podría ser objeto de una calibrada medida disciplinaria. No es de sorprender que las fuerzas políticas que hurgan incesantemente en el texto constitucional, clamen a su particular cielo. Advertir que si los Estatutos rebasan "los límites de la Constitución sería aplicable el artículo VIII de la Carta Magna", no es más que un ejercicio de didáctica constitucional, que irrita a los detractores de la ley magna y amantes de lo políticamente correcto. Coincidente con sus intereses particulares, previa ocultación mediante un superficial manto de bondad de la cruda realidad. Que el Ministerio de Defensa considerando desafinadas las declaraciones del general jefe de la Fuerza Terrestre , las analizará antes de pronunciarse, es un lógico paso previo. No siendo tan lógico la solicitud de cese , por parte del JEMAD Sanz Roldán, que adelanta la prensa cercana que el Ministerio realizará -obviando el análisis-. El pronunciamiento no es más que una forma de la libertad de expresión, del que las fuerzas armadas no disponen, pero que expresan el malestar por lo que está sucediendo en España. Malestar conjunto, que por otra parte, existe en gran parte de la sociedad civil. Ése y no otro, debe ser el auténtico análisis de estas declaraciones. Un tratamiento inadecuado podría enrarecer este malestar en el seno de las fuerzas armadas, así como en la ciudadanía. La octava legislatura democrática, está sirviendo para recordar continuamente la Carta Magna, y como en este caso a su título VIII, que a nadie debería escandalizar. Deseemos la reconducción del problema, a fin de que ambos octavos, no se asemejen al octavo pasajero de la serie cinematográfica.