Reflexiones de un maestro de la concertada

Profesor dando clase.
Profesor dando clase.

Hoy les he explicado a mis alumnos de 5º de Educación Primaria la diferencia entre aptitud y actitud. Sí, me he disfrazado de profesor tradicionalista y les he aburrido con unos quince minutos cargados de ejemplos, de consejos y de visión de futuro. Será que acabo de entrar en la década de los 40…o quizá sea que el hecho de que aprendieran el concepto de palabras parónimas ha pasado a un segundo lugar en mi escala de asuntos urgentes, porque considero que de ellos tengo que sacar buenos lingüistas, pero antes que eso, tengo que sacar buenas personas. 

Servicio. Tengo la inmensa dicha de que mi vocación profesional sólo puede entenderse bien desde esa actitud. Llevo 15 años viendo pasar alumnos, familias, de toda clase y condición, esperando dar lo mejor de mí mismo, para sacar lo mejor de ellos, mis alumnos. Y, aunque alguno pueda caer en la peligrosa trampa de que para construir muchas veces primero hay que destruir lo mal construido, siempre esa cariñosa y bondadosa destrucción estará orientada a buscar el bien del protagonista en cuestión. Aunque le duela, bien entenderá que, de ese dolor, se sacará algo bueno. 

Servicio. Actitud fácilmente reconocible en los miles de sanitarios que se han olvidado de sí mismos, hasta entregar sus propias vidas. En los miles de personas que, cada una desde su labor, no dudaron ni dudan en plantar cara a este maldito bicho, aunque les costara incluso alguna invitación vecinal a abandonar sus viviendas, construyendo cada día para los demás con su esfuerzo, su valentía y su entrega desinteresada. 

Desde muy pequeñito, mis padres me enseñaron aquella máxima que entendí muy pronto gracias a su ejemplo y a su vida: “Para servir, servir”. Para ser útil, piensa en los demás, hazles la vida más fácil, más llevadera, construyendo su día a día. Porque servir y construir, en este contexto, son palabras sinónimas, concepto que, por cierto, conocen más que de sobra mis alumnos de 5º de Primaria. Al igual que conocen lo que son las palabras antónimas, que en este caso sería destruir.

Entonces…¿se podría relacionar el servicio con la destrucción en su sentido más pleno? No. Definitivamente, no. Cuando el fin de la destrucción no es otro que la destrucción en sí, desde una lógica contundente, nunca se podrá relacionar con la actitud de servicio.

Señores políticos, dejando a un lado sus aptitudes que muchos nos cuestionamos diariamente, se les sobreentiende esa actitud de servicio, de facilitar la vida a sus conciudadanos, de construir un presente y un futuro cercano y lejano junto a nosotros, que nos fiamos plenamente de esas dos cosas, de su aptitud y de su actitud. De ahí que, desde mi perspectiva como profesional de la concertada y como padre de cuatro hijos míos y de mi mujer y de nadie más, me siento desamparado, estupefacto, desatendido, traicionado… Miren para adelante, construyan un mundo más plural, más diverso como ustedes le llaman y todos respetamos…¿todos?

No, señores políticos. El Congreso de los Diputados no está para que los ciudadanos nos dividamos cada día más entre nosotros siguiendo su ejemplo. No, señores políticos. No está para desmontar lo que uno propone por tan sólo ser de un color distinto al suyo. No, señores políticos. No está para legislar desde la destrucción, desde el odio, frustrando las libertades de padres de familia que sólo buscamos dar lo mejor, a nuestro entender, a nuestros hijos. Odio que, por cierto, jamás verán desde la concertada a la pública, compañeros a los que admiramos y respetamos, como muchos de ellos hacen con nosotros.

Se espera otra cosa de ustedes, señores del Congreso. Están ahí, cada uno, puestos y elegidos por nosotros, dignos al igual que ustedes, no lo olviden, para representarnos, para servirnos desde el sentido más constructivo y hermoso de la palabra. Qué sensación tener que recurrir a tantos profesionales para explicar a los niños la importancia de la actitud…¡y tener que omitir la suya! No soy quien para dar consejos a nadie, pero les invito a echar la vista atrás, cuando soñaban con el puesto que hoy ocupan y teorizaban cómo ayudarnos a todos. A todos. 

Y sí, alumnos, hoy hemos aprendido que las palabras parónimas son aquellas que se pronuncian de manera parecida, pero como hemos visto con ejemplos como actitud y aptitud, su significado puede ser muy distinto. Como servir y servil. Que no os la cuelen.

 
 

Álvaro Torres García

Maestro del Colegio Tajamar

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