Ridículas pero nada inocentes

Irene Montero en la sede del Ministerio de Igualdad.

Según la ministra de Igualdad, Irene Montero, “Madrid no es un lugar seguro para las mujeres” y la comunidad autónoma ha destruido la red de atención a las víctimas de la violencia de género. Lo curioso de esta acusación está hecha por una la ministra y no ha aportado ni un solo dato. Normal, ya que la Comunidad de Madrid ofrece datos muy favorables respecto a la mayoría de las comunidades autónomas, pero eso nada importa. Declaraciones como esta y otras igualmente ridículas, como las que denuncian una especie de homofobia latente, no son anécdotas en medio de un acalorado debate, sino que buscan llenar de barro el campo.

Cualquiera que viva en Madrid puede dar fe de que la capital de España es una ciudad tan segura para las mujeres como cualquier otra, o más. Y como las evidencias no hay que demostrarlas, decir que Madrid es un ejemplo de pluralismo y convivencia es resaltar lo obvio, excepto para quienes pretenden plegar la realidad a los dictados de su ideología, aunque incurran en mentiras estruendosas.

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