Sanidad avisa para hacer visible los suicidios

3.941 personas se quitaron la vida en 2020, superando con creces a las víctimas de tráfico

Suicidios.
Suicidios.
Hay que darle visibilidad a los suicidios. Es lo que dice ahora la Administración de Sanidad pública a través de notificaciones a la prensa. Así lo plasma nuestro compañero J.A.F. en portada de El Confidencial Digital. Por fin la salud mental empezará a abordarse con realidad y con propósito de buscar soluciones inmediatas de alivio a las personas que no encuentran alternativas propias,  además de sensibilizar a la sociedad en general, terminando con el gran tabú respecto a las muertes deliberadamente de terminar con la propia vida. Al Ministerio de Sanidad, si antes lo critiqué con propósito de enmienda, ahora le felicito. Nunca es tarde cuando la dicha es buena.

En España, sólo en 2020, se quitaron la vida 3. 941 personas, 270 más que el año anterior y un promedio de 11 personas cada día, de donde se extrae que la gran mayoría son hombres, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Una cifra espeluznante que supera notablemente a las personas víctimas de accidentes de tráfico, que alcanzó 1.370 muertes durante el periodo del citado año. Además de los diagnósticos sanitarios y patologías detectadas por diversos motivaciones, muchos trastornos emocionales vienen produciéndose por los tristes acontecimientos que nos hace tambalear la estabilidad de los españoles.

Las autoridades sanitarias, muchos de ellos políticos, estaban en la creencia que destapar estos datos, o pasando discretamente por ellos, supondría eliminar el 'efecto llamada' y con ello evitar posibles suicidios en cadena. Sin embargo, hemos sido muchos los informadores y creadores de opinión los que pensábamos que ocultar la realidad no aportaba perjuicios, sino todo lo contrario. Sin lugar a dudas siempre que la expresión de la noticia -la narración-, se tratara con respeto al dolor, discreción a los métodos y evitando todo tipo de contenido morboso considerado indecente.

Es probable que las altas estadísticas de suicidios en nuestro país deriven de los acontecimientos que padecemos la sociedad durante casi dos años, debido a la pandemia, las cuatro crisis protagonistas de miedo, que son; sanitaria, económica, política y social. Sin olvidar que poco tiempo atrás también la sociedad sufrió duros cimbreos de agobio, estrés y angustia. A todo ello, hay que sumar más presión, exagerada ruina y carga mental con motivo de los desastres naturales que España soporta, muchos de ellos evitables. Cabe destacar el rugir del volcán de La Palma, con casi tres meses de desaliento para sus habitantes y familiares. El desbordamiento del río Ebro, con víctimas humanas, desastre agrícola y desesperación triste en Navarra y Aragón. Además de otros, cómo desoladores incendios o el paso de 'Filomena'.

En resumen, no corren los mejores tiempos para negar los delirios y alucinaciones. El estrés, (tensión física y emocional), la incertidumbre, las perspectivas y las noticias, con bombardeo constante, producen miedo que, a veces, se convierten en lo peor: El pánico. La psicosis colectiva, o unipersonal, puede producir más daño que la Covid-19. Quién suscribe título un artículo, publicado el 20 de marzo de 2020, solamente seis días después del primer decreto de estado de alarma y confinamiento, que se produjo el 14 del mismo mes, haciendo alusión a este delicado tema de salud. Aquella columna la encabecé así: 'El miedo puede matar más que el propio virus'.

Pretendí llamar la atención a tiempo a los responsables de la información, autoridades y sociedad. Es lógico que los telediarios, cabeceras de radio y portadas de periódicos tuvieran que abrir con temas de la pandemia, pero sin sensacionalismos, desechando transmitir miedo y, sobre todo, aportando datos reales, contrastados, con esmero y sensibilidad. En muchos casos esos noticieros se convirtieron en verdaderos golpes a la conciencia, tremendos catastrosfismos y severos daños al cerebro del ciudadano. La importancia de la transmisión del virus lo requería, las cifras de muertos también, pero es distinto informar, concienciar y proteger, a utilizar inhumanos recursos a través de mensajes directos a la mente con caracteres salvajes, desproporcionados y sin dejar salidas a la esperanza. Aún continuamos en ello. Los informativos es imposible de oírlos y verlos, traumatizan y estresan con cifras, estadísticas, enfermos y muertes, en voces de políticos, médicos y periodistas, sin reparo alguno. Cada cuál va a lo suyo, menospreciando a la diversa audiencia, que pueden ver y oír. Es el ejemplo de niños, personas sensibles, hipocondríacos o enfermos mentales directamente.

La salud mental es determinante para el resto del organismo, todo lo somatiza, a través de la mente y el sistema nervioso. Es frágil y perfecta, fuerte y débil, exacta y desigual, única y diversa, segura y ausente, Es cómo un cristal de bohemia, perfecta y bonita, pero si le propinas un golpe mal dado, se romperá en mil pedazos.

 

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