Sometidos a la incapacidad

Directa, explícita y cínicamente el gobierno ha manifestado que es incapaz de proteger al Jefe del Estado español. Declaración de incompetencia institucional típica de países bananeros donde impera la anarquía total.

Tajantemente, el ministro del interior, el tal señor Marlaska, se declara incompetente en sus funciones. Él ni pincha ni corta, el vice segundo le impone lo que tiene que hacer y no hacer; a él solo le queda achantar y humillar a sus hombres, a sus mandos y a todos los españoles.

El gobierno ha declarado que nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad no sirven para nada, son incapaces de cumplir sus funciones más básicas y fundamentales. Dado que proteger no es igual a mentir, el gobierno no lo sabe hacer. Solo mentir se le da bien, en ello son maestros consumados el jefe y compañìa.

El gobierno ha colocado a Cataluña al nivel de esos territorios donde no se puede entrar ni circular por estar apestados de mafias asesinas.

El gobierno declara Barcelona lugar incontrolable donde solo manda Torra y su turba. Allí nadie entra sin su permiso, si el gobierno español quiere cumplir con sus obligaciones de secundar al Jefe del Estado, que se atenga a las consecuencias. Y, nada sorprendente, Sánchez se baja los pantalones y mucho más ante Torra.

El gobierno tiene asumido que solo puede proteger a aquellos que, como el vice segundo, le tienen atado a su capricho.

El gobierno declara que el Jefe del Estado, el Rey de España, no merece que se pongan medios públicos del Estado a su disposición. Con ello le niega poder cumplir con sus funciones. A eso se llama secuestro de Estado.

El gobierno no tiene como prioridad cumplir con sus obligaciones constitucionales, ni siquiera las más básicas y elementales. Los españoles tenemos que tomar muy buena nota de ello, porque ello se llama reírse del pueblo en sus propias narices y con el máximo descaro.

El gobierno tiene abiertamente declarada la guerra institucional al Jefe del Estado. Le impide cumplir sus funciones, le confina en su residencia a través de privarle de la protección necesaria para su movilidad.

 

El gobierno ofende gravemente a las Fuerzas de Seguridad. Un desprecio mayúsculo considerarlas incapaces de cumplir sus funciones, de ser como son solventes, de ser la élite de nuestra Patria y defensoras del estado de derecho, ese estado que el gobierno no defiende, más bien todo lo contrario.

Como resultado de todo lo anterior, el gobierno desprecia, avergüenza, humilla y ofende severamente a todos los españoles y les coloca políticamente como hazmerreir  en el ámbito internacional.

Hasta los países más atrasados y desgobernados se burlan de un país que se declara incapaz del más elemental funcionamiento auto-protector.

Un gobierno de tal nivel de incapacidad e incompetencia, es absolutamente indigno de representar ni siquiera al más lerdo de sus ciudadanos. El desprecio al pueblo que todo lo expuesto supone no se salda con explicaciones, con disculpas, ni con pedir perdón. Solo se salda con la dimisión incondicional.

Los españoles, todos, sin excepción, somos víctimas de un atropello inmisericorde por parte del gobierno. Aunque algunos no lo vean, otros lo tapen, otros más incluso lo aplaudan; los hechos son los hechos, al margen de opiniones. La realidad se impone sobre cualquier mentalidad, ideología, gusto o inquina. Realidad: el gobierno se declara incapaz de lo más elemental, que es proteger a un ciudadano.

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