¿A la tercera va la vencida?
La irresponsabilidad de la casta política nueva y vieja está causando un grave problema en España en todos los sentidos: moral, social, institucional (…). Afecta más que a nadie a pensionista, jóvenes, niños, empresarios y trabajadores, parados, dependientes, inversores (…), que no tienen ningún culpa que la erótica del poder y los cuernos de doña friolera se paseen por el ruedo nacional, y las elecciones anticipadas, que tanto temen los que sólo viven y han vivido de la política, son un clamor nacional que no se grita pero se siente, sean la única salida democrática y justa.
Sólo queda una posibilidad para no repetir las tan temidas elecciones, la última consulta que el Rey Felipe VI va realizar con los portavoces de los partidos los días 25 y 26; lo que parece improbable por los vetos y demonización de algunos que imponen condiciones imposibles para el gran pacto de las fuerzas, a los que teóricamente les une lo esencial, aunque en la práctica no sea así. La patata caliente la tiene en sus manos Pedro Sánchez, después del simulacro de consulta que Podemos ha hecho a sus bases, que se han opuesto por mayoría absoluta a participar en un pacto de gobierno con el POSE y con Ciudadanos.
Para que Pedro Sánchez continúe con su deseo imposible de llegar a la Moncloa, sólo cabe dos alternativas o pactar con todos los separatistas, soberanistas, comunistas antiguos y modernos o con el PP y Ciudadanos es decir abochornarse de la grotesca expresión: “QUE PARTE DEL NO, NO HAN ENTENDIDO”, para no llegar a lo que tanto temen las elecciones anticipadas que dejarían a los amantes del postureo, fuera de sus prebendas y en el paro.
Ante esta desazón sólo cabe por parte de Sánchez que abandone su pretensión hilarante de llegar a la Moncloa como sea y con quien sea y contra quien sea. Es la hora de su responsabilidad y de aparcar las diferencias más ideológicas que reales para acordar un gobierno que llaman constitucionalista con amplios apoyos parlamentarios, para poder realizar todas las reformas que España necesita y no volver a los terribles años de la crisis 2004-2012. Es la hora de la responsabilidad no del populismo y la demagogia; es decir de no dar soluciones fáciles a problemas difíciles. Eso se sabrá en el último segundo del día 26 de Abril.
