Tiempo de buenas noticias [para el Caballero de Gracia]

Retrato de Jacobo de Gratii, Caballero de Gracia
Retrato de Jacobo de Gratii, Caballero de Gracia

El Caballero de Gracia parece haber entrado en un periodo halagüeño, de bonanza de noticias. Recordemos que hace tres años la Santa Sede concedió un año jubilar en el V centenario de su nacimiento en 1517, que atrajo a un numeroso goteo diario de fieles al Real Oratorio del Caballero de Gracia, en la Gran Vía madrileña, aparte de los que asistieron a los numerosos actos culturales y litúrgicos que se programaron. Otros tantos eventos se han sucedido este año, al conmemorarse en mayo el IV centenario de su muerte en 1619, a los 102 años. Y lo curioso es que, como pivotando en ese mes singular, se ha desarrollado la fase diocesana del proceso de beatificación de Jacobo Gratij, el Caballero de Gracia, visto que la sesión de apertura tuvo lugar el 14 de noviembre del año pasado y la de clausura este 7 de noviembre, ambas presididas por el Cardenal Arzobispo, Mons. Carlos Osoro.

No siempre le ha ocurrido lo mismo al Caballero de Gracia. Ciertamente, murió en olor de santidad, rodeado del multitudinario respeto y devoción de toda clase de personas, y con la totalidad de las órdenes y congregaciones religiosas masculinas presentes en Madrid codeándose durante doce días por hacerse un hueco para poder celebrar su propio oficio de difuntos, con su predicador de campanillas, a modo de agradecida oración fúnebre a tan gran benefactor. Ya en 1620, al año siguiente, el mercedario Alonso Remón, notable y prolífico escritor, publicó la primera biografía del Caballero. Y en 1623, tras un serio trabajo recopilatorio del trinitario san Simón de Rojas, se inició su proceso de beatificación.

¡Ay!, sí, pero luego vino la pérdida de toda esa documentación, que nunca llegó a Roma, así como una concienzuda búsqueda posterior de descrédito. Y más tarde, en 1863, un escritor liberal y anticatólico se sacó de la manga y publicó una historieta populachera, en la que tildaba de insaciable tenorio mujeriego al Caballero de Gracia, verdadera calumnia acerca de su santa y noble existencia. Lamentablemente, tan pegadiza leyenda, de fácil propagación, es todo lo que mucha gente cree saber de él.

Cabe esperar que el avance del proceso de beatificación, que a partir de ahora proseguirá en la Santa Sede, haga relucir las copiosas virtudes que adornaron la vida del Caballero. De todos modos, tampoco desde su fallecimiento le faltó nunca el cariño de los miembros de la Asociación Eucarística del Caballero de Gracia, que a lo largo de cuatro largos siglos han mantenido vivo su legado y pedido reiteradamente su beatificación. Eso, aparte de haber edificado en 1795 ese monumento nacional que es el Real Oratorio del Caballero de Gracia, con sus catorce columnas monolíticas y su aire de templo griego, obra de Juan de Villanueva, que se cuenta entre las más conseguidas muestras del neoclasicismo arquitectónico español.

José Ramón Pérez Arangüena

Vicerrector del Real Oratorio del Caballero de Gracia

 

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