Los “trailers” saben presionar

El paso atrás del gobierno en el céntimo sanitario, con motivo de la huelga de los transportes, evidencia hasta qué punto estamos ante un sector corporativista, al tiempo que descubre a un débil gobierno que, tras pocas semanas de acordar la medida junto a las comunidades autónomas, se desdice del acuerdo. Es cierto que el transporte por carretera es especialmente sensible a los vaivenes del precio del carburante. También es cierto que, hace poco más de un año, con el gasóleo un veinte por ciento más barato que hoy, las tarifas del trasporte por carretera eran prácticamente las mismas. En cambio, el sector del transporte rodado cuenta con una ventaja competitiva de indudable valor: cuando tiene que negociar cualquier cosa, cruza sus vehículos en las carreteras, colapsando el tráfico rodado, sin importarle sus consecuencias y sin desistir de su poco democrática actitud hasta ver sus objetivos cumplidos. Hemos visto tractores en actitud semejante, pero cuesta imaginar, por ejemplo, una crisis de la industria láctea que utilizase a las vacas entorpeciendo los asfaltos españoles, o al sector de la informática invadiendo las calzadas de software. Sin embargo, basta un par de "trailers" para disuadir al gobierno de una nación y obligarle a cambiar una medida recién aprobada. Viva la libertad, pero sólo la mía, que la de los demás no me importa.

 

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